En este programa de «Verdades ocultas: la hora de la naturaleza» conversamos sobre qué hay detrás de los envíos de carne bovina a China desde agosto de 2019. Los datos evidencian un disparado crecimiento del hato bovino cruceño durante la última década (una inverosímil tasa de crecimiento de casi el 6 % entre 2019 a 2020). Esto indica que de mantenerse estables estos indicadores, en 2025 entre Santa Cruz y Beni llegarían a tener poco más de 8,7 millones de cabezas de ganado.
Santa Cruz es el departamento que se está beneficiando directamente de la exportación (16.009 toneladas en 2021), mucho más preciso es decir que de los más de 30 mil productores ganaderos cruceños, apenas 41 lograron cumplir los requisitos de exportación hasta 2020, además de uno con base en Beni. Los tres mataderos y frigoríficos con autorización para procesar y exportar carne son las empresas cruceñas Frigor y Fridosa, patrimonio de familias ganaderas, y la tercera es la transnacional paraguaya-brasileña Frigorífico Concepción (BFC).
Vea el programa completo:
China desde 2019 a la fecha ha consumido cerca al 85 % de toda la producción cárnica de exportación; contentos y animosos, los ganaderos y el gobierno vienen expresando su intención de abrir otros mercados y suenan países como Rusia, Japón, Irán, Corea del Sur, Colombia o el continente europeo. Así, mientras en una estantería de un mercado chino relucen empaques de carne bovina deshuesada y congelada bajo el sello “BO#3 Origin Bolivia” que junto al eslogan Bolivian Natural Beef (carne natural boliviana) venden un producto “natural y sustentable”, lo que hay detrás son clanes familiares ganaderos ligados a la gran tenencia de tierra, además de capitales transnacionales, y un lobby cupular empresarial y político que empujó la frontera agropecuaria y desarmó la normativa de protección forestal hasta lograr impunidad frente a la deforestación y quemas ilegales.
En el marco de la exportación de carne el panorama de una “Bolivia natural” no es optimista, si se toma en cuenta que el sector empresarial ganadero no posee salvaguardas de prevención ni precaución socioambiental, no invierte en reparación de pasivos ambientales e incluso está exento de realizar estudios de impacto; por lo tanto, no tiene ningún seguimiento ambiental.
En este programa de «Verdades ocultas: la hora de la naturaleza» conversamos sobre qué hay detrás de los envíos de carne bovina a China desde agosto de 2019. Los datos evidencian un disparado crecimiento del hato bovino cruceño durante la última década (una inverosímil tasa de crecimiento de casi el 6 % entre 2019 a 2020). Esto indica que de mantenerse estables estos indicadores, en 2025 entre Santa Cruz y Beni llegarían a tener poco más de 8,7 millones de cabezas de ganado.
Santa Cruz es el departamento que se está beneficiando directamente de la exportación (16.009 toneladas en 2021), mucho más preciso es decir que de los más de 30 mil productores ganaderos cruceños, apenas 41 lograron cumplir los requisitos de exportación hasta 2020, además de uno con base en Beni. Los tres mataderos y frigoríficos con autorización para procesar y exportar carne son las empresas cruceñas Frigor y Fridosa, patrimonio de familias ganaderas, y la tercera es la transnacional paraguaya-brasileña Frigorífico Concepción (BFC).
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China desde 2019 a la fecha ha consumido cerca al 85 % de toda la producción cárnica de exportación; contentos y animosos, los ganaderos y el gobierno vienen expresando su intención de abrir otros mercados y suenan países como Rusia, Japón, Irán, Corea del Sur, Colombia o el continente europeo. Así, mientras en una estantería de un mercado chino relucen empaques de carne bovina deshuesada y congelada bajo el sello “BO#3 Origin Bolivia” que junto al eslogan Bolivian Natural Beef (carne natural boliviana) venden un producto “natural y sustentable”, lo que hay detrás son clanes familiares ganaderos ligados a la gran tenencia de tierra, además de capitales transnacionales, y un lobby cupular empresarial y político que empujó la frontera agropecuaria y desarmó la normativa de protección forestal hasta lograr impunidad frente a la deforestación y quemas ilegales.
En el marco de la exportación de carne el panorama de una “Bolivia natural” no es optimista, si se toma en cuenta que el sector empresarial ganadero no posee salvaguardas de prevención ni precaución socioambiental, no invierte en reparación de pasivos ambientales e incluso está exento de realizar estudios de impacto; por lo tanto, no tiene ningún seguimiento ambiental.
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