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Ser revolucionario

Carta de José Carlos Trujillo Oroza, 27-VI-1971

Querida mamita:                                                                 

Hace calor, el sol ha salido por fin hace 2 días, pues desde que llegue no lo había visto y hacia mucho frío, está mejor así. Me dio mucha pena no poder despedirme de ti, pero llegando lo primero que hice fue ponerte un telegrama, espero que te llegó, estoy muy bien mama, sobre todo muy contento por mi, aunque a ratos tengo nostalgia y ganas de verte y charlar contigo o con mi tío, o en fin… pero esto para mi es muy importante. El Che dice que el escalón más alto de la especie humana es el revolucionario el verdadero revolucionario, el guerrillero y tu hijo quiere llegar a ser algún día un verdadero revolucionario y no solamente por mí, por lo que pueda ser o alcanzar como satisfacción conciencial o espiritual, sino y sobre todo, por que hoy en día todo hombre que crea en la revolución y haga conciencia de la necesidad de ella tienen que aportar comprometerse, militar y dar la vida si es necesario.

En esta gran empresa, de la que depende el futuro de miles y millones de gentes, niños desnutridos y raquíticos, analfabetos, explotados y vilipendiados, no se pueden escatimar esfuerzos y tú no debes sentirte preocupada ni triste porque yo hubiera escogido este camino, que es además el más noble y digno, porque no está lejos el día de la victoria final y entonces podremos construir una patria, para todos.

Hasta ahora solo hice viajes esporádicos, de muy poco tiempo al campo, recién esta semana me iré por un buen tiempo allí, 1 mes, había mucho trabajo en la ciudad y tuve que quedarme. Te repito que estoy muy bien, vivo en una casita con un par de compañeros, un matrimonio, como bien y tomo mucha leche, hasta creo que he subido de peso, tengo una bicicleta para viajar y voy a visitar de vez en cuando a Martita, que sabe que estoy aquí porque me encontré con Lucho, que a pesar de que mi cabello está muy corto ½ cm y tengo unos bigotes grandes y lentes, me reconoció, ya te mandare una fotografía si es que todavía quieres verme, tu hijo madre, la oveja negra, el más ocioso de 3, pero que te quiere mucho, te quiero mucho y te recuerda siempre, renegona, conana. Y ahora algunas veces que te siento tan lejos y que hasta “tu sangre” te la “he devuelto” te quiero más y cada vez me siento más tu hijo.

Te besa

Jó

Pd. por favor, téjeme un gorro como esos que solías hacernos cuando chicos de color oscuro azul.

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