De los siete componentes de la fórmula que hemos esquematizado podemos afirmar que:
● Uno es absolutamente inexistente en el caso de la industrialización del litio (7. Redistribución) porque el emprendimiento está lejos de generar excedentes para ser redistribuidos;
● Dos se implementaron de manera muy deficiente, limitada y retórica (5. Participación social y consulta y 6. Armonía con la naturaleza);
● Dos se aplicaron a medias y presentan serios problemas (3. Agregación de Valor y 4. Socio Estratégico); y
● Dos se aplicaron en gran medida (1. Propiedad soberana y 2. Gestión estatal).
Como se puede apreciar, no todos los elementos de la fórmula tienen el mismo peso. En la práctica, los elementos que tienen que ver con la propiedad soberana, la gestión estatal, la agregación de valor y el socio estratégico tienen un mayor peso en la ecuación que los temas de participación social y armonía con la naturaleza. La implementación de la fórmula se ha
reducido a su dimensión económica en desmedro de sus componentes sociales y ambientales. De las siete variables de la fórmula, cuatro de ellas son determinantes, dos son accesorias y una es inexistente. El componente del socio estratégico extranjero es el que más perturbaciones provoca en la fórmula.
La aplicación de la fórmula en cuestión no ha sido integral ni holística, sino que ha priorizado la extracción y la producción, olvidándose de que vivimos en un contexto de profunda crisis climática y ecológica. En este contexto, se habla de aportar a una transición energética desde una visión productivista e industrialista, sin tomar en cuenta que es esencial practicar aquello que se pregona en relación a los derechos de la Madre Tierra. Por ejemplo, tanto el Gobierno como la oposición no plantean la necesidad de poner límites a la fabricación de vehículos a combustibles fósiles y eléctricos a nivel mundial. Ninguno de ellos menciona la insostenibilidad para el planeta de mantener una producción de 90 a 100 millones de autos al año.
La fórmula que plantea el PND busca y quiere que haya mayor consumismo de vehículos eléctricos y baterías de litio sin proponerse una transición energética que parta de impulsar una vida más austera y simple para restablecer el equilibrio del planeta Tierra. Para que la fórmula pudiera avanzar hacia un nuevo patrón de convivencia, más que de desarrollo, es necesario enfatizar en el componente ambiental y social, no solo en términos locales, sino en el marco del contexto internacional que incide de manera determinante sobre los emprendimientos locales.
La mencionada fórmula no solo apunta a un mayor productivismo que es inviable en un planeta finito, sino que, en la medida que no encuentra la forma de establecer relaciones virtuosas con las transnacionales, acaba reduciéndose en la práctica al componente extractivista de exportación de materias primas con bajo procesamiento al servicio de cadenas de valor controladas por grandes transnacionales. En este contexto, el proceso de industrialización del litio no está en camino de establecer un “nuevo patrón de desarrollo”, sino que se encuentra en camino de repetir el ciclo de procesos de industrialización fracasado reviviendo nuevos ciclos extractivistas.
El caso de Bolivia muestra que la abundancia de un recurso como el litio es una precondición muy relativa para cualquier proceso de industrialización que busque establecer nuevos patrones de convivencia. La
abundancia de un recurso debe ser valorada de manera integral en todas sus interrelaciones y no cuantificada sólo tomando en cuenta parámetros de orden económico y tecnológico. La abundancia en términos absolutos no existe en un planeta finito. La abundancia está en permanente proceso de redefinición a partir del agravamiento de la crisis ecológica y climática. La tendencia es a que haya cada vez menos recursos y reservas posibles de ser extraídas sin alterar aún más los ciclos vitales de los ecosistemas donde se encuentran y del planeta en su conjunto.
Más allá de los problemas identificados en la aplicación de la fórmula del PND, es necesario analizar a profundidad el nuevo contexto internacional en el que se pretende aplicar esta fórmula. Parecería que quienes plantearon esta fórmula para un “nuevo patrón de desarrollo” no tomaron en cuenta en su verdadera dimensión la nueva fase de globalización neoliberal y consideraron que, con tener propiedad soberana sobre la abundancia de un recurso, más gestión y financiamiento estatal, era posible lograr la industrialización y construir relaciones virtuosas con las transnacionales. La experiencia del litio en Bolivia de la última década muestra que el proceso es mucho más complejo y que los términos de negociación con el socio extranjero y las cadenas de valor son claves y no se pueden sortear solo por el hecho de tener una relativa abundancia.

Por otra parte, se vive en un contexto internacional de acelerados avances tecnológicos que hacen que cualquier proceso de industrialización que no se actualiza constantemente a nivel tecnológico quede obsoleto en muy poco tiempo. Las tecnologías de obtención de carbonato e hidróxido de litio y la fabricación de baterías de ion litio están evolucionando a gran velocidad. La extracción directa de litio, así como las nuevas tecnologías para baterías de ion litio, van a dejar desactualizados muchos emprendimientos si estos no se conciben con una visión dinámica del futuro. Además de superar los problemas de inoperancia, derroche y soberbia del proceso de industrialización del litio en Bolivia es necesario construir políticas ajustadas a esta nueva época de cambios vertiginosos.
Es necesario profundizar la reflexión sobre las causas estructurales de los problemas identificados e impulsar la construcción de alternativas para romper con esa cadena de ruinas que nos viene dejando el extractivismo a pesar de los sueños de industrialización. Esperamos que este texto contribuya a releer el pasado inmediato de la industrialización del litio para construir un futuro donde la abundancia de ideas prime sobre la estrechez del mito de la abundancia de recursos.
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