Energía Energías alternativas

Conociendo la matriz energética de Bolivia

Por Ximena Montaño Sandoval

La matriz energética es una representación cuantitativa de la estructura de producción, transformación y consumo de las fuentes de energía en una región geográfica determinada y para periodos generalmente anuales. También se la define como la combinación de diversas fuentes de energía primaria que utiliza un país o región e incluye las energías fósiles, las renovables y la energía nuclear, las cuales son usadas para generar energía secundaria. La matriz energética es mucho más que la submatriz eléctrica de un país. Mientras el primero incluye un conjunto de fuentes de energía disponible para el transporte, la industria, la calefacción y la generación eléctrica, el segundo comprende únicamente las fuentes disponibles para la generación de electricidad.

Para el caso de la matriz energética de Bolivia nos basaremos en el Balance Energético Nacional 2006-2020 publicado por el Ministerio de Hidrocarburos y Energía[1], expresado en kilo barril equivalente de petróleo (kbep), y veremos tres aspectos: 1) la producción/oferta de energía primaria y su destino que es principalmente para la exportación, 2) la transformación que se realiza en refinerías, plantas de tratamiento de gas y centrales eléctricas y 3) el consumo final/demanda.

Tanto la producción como el consumo de energía primaria en el país está dominado por combustibles fósiles y la exportación es su principal destino. El año 2020 se destinó cerca del 60% de la energía primaria a la exportación, siendo casi en su totalidad gas natural (98,5%), el 26,25% pasó por los centros de transformación y el 12,20% se destinó al consumo final.

Algunas definiciones necesarias

Antes de analizar el Balance Energético Nacional exponemos algunas definiciones necesarias de conocer:

Energía primaria. Es toda forma de energía disponible en la naturaleza antes de ser transformada. Se las puede obtener de la naturaleza de forma directa (hidráulica, solar, leña, etc.) o después de un proceso de extracción (petróleo, carbón mineral, geotermia, etc.). La energía primaria se clasifica en no renovable y renovable. La energía primaria no renovable son los recursos fósiles agotables en el tiempo, entre ellas están: las fósiles gaseosas como el gas natural que se consume directamente, las líquidas como el petróleo que pasa a procesos de transformación y las sólidas como carbón, aunque Bolivia no cuenta con este mineral.

La energía primaria renovable, son aquellos recursos no fósiles, de períodos de formación relativamente cortos o continuos e intermitentes, entre las cuales están: la hidroenergía (de río y represa), la energía eólica y solar que su uso es directo, es decir, son aprovechadas para la generación de electricidad o para un uso final; además se tiene la biomasa que puede ser para el consumo final o pasar a procesos de transformación. La intermitencia significa que no está continuamente disponible para su conversión en electricidad.

Energía secundaria. Son las diferentes fuentes de energía producidas a partir de energías primarias o secundarias en los distintos centros de transformación para su posterior consumo. Entre la energía secundaria está la electricidad que se puede ser generada con energía primaria o secundaria y energía renovable o no renovable como gas natural, diésel oil; los derivados del petróleo como el gas licuado de petróleo (GLP), las gasolinas, kerosene, jet fuel, entre otros; y los productos no energéticos como los aceites, grasas, parafinas y asfalto.

Balance Energético. Es la contabilización de los flujos de energía en cada una de las etapas de la cadena energética y las relaciones de equilibrio entre la oferta y la demanda, por las cuales la energía se produce, se intercambia con el exterior, se transforma y se consume; tomando como sistema de análisis el ámbito de un país o una región y para un período determinado (generalmente un año) [2].

Barril equivalente de petróleo (bep) o barril de petróleo equivalente. Es una medida internacional estándar de energía que debe tener una equivalencia con las demás unidades de energía existentes, lo que permite hacer comparaciones. Un bep es una unidad de medida utilizada para conocer el equivalente en energía de quemar un barril de petróleo crudo. Un kilo barril equivalente de petróleo (kbep) son miles de unidades de energía equivalente, aproximadamente, a la energía liberada durante la quema de un barril de petróleo crudo. Es decir, un bep es quemar aproximadamente 200 litros de petróleo, y un kbep es quemar mil barriles de petróleo.

El Balance Energético Nacional 2006 – 2020

  • 1) Producción de energía: El dominio de los combustibles fósiles

La producción de energía primaria[3] en el periodo 2006 – 2020, creció de 105.833 kbep el año 2006 a 164.779 kbep el año 2014, para luego ir en un decrecimiento de forma constante hasta llegar a los 122.145 kbep el 2020 (Cuadro y gráfica Nº 1). La producción de petróleo está asociada a la de gas natural y juntas han tenido una participación de entre el 93% y 95% de la producción total de energía primaria en este período (Gráfica Nº 2). El 2020 se produjo un 92,63% de petróleo y gas natural; mientras la energía eólica, solar, hidroeléctrica y biomasa apenas llegaron al 7,36%. Esto significa un fuerte dominio de los combustibles fósiles en la matriz energética primaria que no ha cambiado en los últimos 15 años (Gráfica Nº 2).

La participación de las energías renovables (hidroenergía, biomasa, eólica y solar) en la producción total de energía primaria es muy reducida, creció de 6,48% en el año 2006 al 7,36% el 2020 (Gráfica Nº 2). La producción de energía eólica y solar son las de menor participación, el 2020 la eólica llegó a casi 40 kbep y la solar a 155 kbep (Cuadro y gráfica Nº 1).

El año 2020, en relación a la producción total de energía primaria, la participación porcentual de la biomasa fue de 6%, la hidroenergía 2% y la energía eólica y solar juntas 0,16%. Si bien es muy destacable la instalación de plantas solares y eólicas su participación en la producción de energía primaria aún es marginal (Gráfica Nº 4).

Exportación e importación

Alrededor de dos tercios de la producción total de energía primaria sale a los mercados de Argentina y Brasil, quedando el resto para el consumo interno. La exportación de energía en el periodo 2006 – 2020, fue casi en su totalidad de gas natural, tuvo su año pico el 2014 con casi 113 mil kbep, y a partir del 2015 fue decreciendo cada año hasta los 73.9 mil kbep el 2020, cifra inferior a la del año 2007 (Gráfica Nº 5). El 2020, la venta de gas natural al exterior representó el 100% de la energía primaria exportada y el 98,5% del total exportado, el gas licuado de petróleo (GLP) solo un 1% vendido principalmente a Paraguay y Perú, y el crudo reconstituido un 0,33%.

La producción de gas natural viene bajando desde 2015 por el agotamiento de las reservas y la falta de inversión en exploración, lo que ha conducido a una disminución de las exportaciones; por esta razón el país firmó con Brasil y Argentina adendas a los contratos de exportación para reducir el volumen exportado y evitar el pago de multas. Si bien está disminución está directamente relacionada con la baja producción, también se ve que la demanda interna de gas natural ha crecido en los últimos años.

Por otra parte, la importación de energía creció considerablemente durante este periodo hasta llegar a los 12.678 kbep el año 2019 y 7.260 kbep el 2020. Se importa principalmente diésel oil, que es uno de los combustibles más consumidos por el sector transporte. La importación de diésel oil creció más de tres veces, de 2.761 kbep el 2006 a más de 9 mil kbep el 2019 y 6.282 kbep el 2020. En segundo lugar, está la gasolina especial que creció doce veces, pasando de 288 kbep el 2009 a 3.645 kbep el 2019. El 2020, la importación de diésel oil representó el 87% y la gasolina especial 13% (Gráfica Nº 6).

  • 2) Los centros de transformación

Según el Balance Energético Nacional 2006-2020, los centros de transformación son aquellas plantas donde la energía que entra se modifica en procesos especiales de industrialización o conversión energética mediante procesos físicos y/o químicos entregando una o más fuentes de energía diferentes a la o las entradas. Se clasifican en: a) refinerías que es la plataforma industrial destinada a la refinación del petróleo, por medio del cual se obtienen diversos combustibles como el diésel, gasolinas, gas licuado de petróleo – GLP, aceites y otros; b) las plantas de tratamiento de gas que son centros donde el gas natural se procesa con el fin de recuperar hidrocarburos líquidos compuestos como la gasolina, GLP, entre otros; c) y las centrales eléctricas que son plantas de generación eléctrica, pueden ser hidroeléctricas, turbinas de vapor, turbinas de gas ciclo combinado y motores de combustibles interna, parques eólicos y centrales solares.

La carga de energía a los centros transformación, que incluye el diésel oil, creció de 24.6 mil kbep el año 2006 a 40.3 mil kbep el 2016 y disminuyó a 32.5 mil kbep el 2020 (Gráfica Nº 7).

El petróleo representa el mayor porcentaje de la carga total a los centros de transformación y se destinó casi en su totalidad a las refinerías; el gas natural representa también un volumen significativo aunque menor al del petróleo y se dirigió principalmente a las plantas de gas y centrales eléctricas; mientras las energías renovables significaron un porcentaje mínimo de la carga total, siendo la energía generada por las hidroeléctricas, las plantas solares y eólicas destinada en su totalidad a las centrales eléctricas; y la biomasa que fue para las centrales eléctricas y el consumo final del sector industrial y residencial (Gráfica Nº 8).

Según los datos del 2020, las refinerías transformaron el 48% de la carga total destinada a los centros de transformación y las centrales eléctricas y autoproductores el 40%, de las cuales el mayor porcentaje corresponde a las termoeléctricas, seguida de las hidroeléctricas, biomasa y en porcentajes muy bajos la eólica, solar y el diésel oil (Cuadro Nº 2).

  • 3) El consumo final de energía por sector económico y fuente

El consumo final o demanda de energía para el mercado interno en el periodo 2006 – 2020, fue en crecimiento constante hasta el año 2018 que llegó a 49.6 mil kbep para ir disminuyendo hasta el año 2020 a 43 mil kbep, año de la pandemia cuando el consumo de todos los sectores disminuyó por la cuarentena, salvo el sector residencial (Gráfica Nº 9). La proporción del consumo final respecto a la producción de energía fue aumentando de un 25% a un 39% el año 2019 y está dominado por combustibles fósiles como el diésel, gasolina, gas natural, electricidad -que es principalmente producida con gas natural- y en menor medida la biomasa.

El incremento de la demanda interna de combustibles se debe principalmente al crecimiento del parque automotor que en el año 2006 era de 601.790 vehículos y para el 2020 se más que triplico a 2.109.117 vehículos[4]; también se debe a la tendencia creciente del consumo del gas natural en el mercado interno.

El consumo del sector transporte tuvo un crecimiento constante, de 9.5 mil kbep en 2006 a más de 26.3 mil kbep el 2019. El grueso de la energía que utiliza el transporte es diésel oil, gasolina especial, y en menor medida gas natural. Este sector tuvo un decrecimiento el 2020 por la pandemia. El otro sector con un importante incremento fue el industrial, que consume principalmente gas natural, biomasa y en menor proporción electricidad. Este sector pasó de casi 8 mil kbep en 2006 a 11.3 mil kbep el 2019. El tercer sector relevante es el residencial, que consume GLP, electricidad y biomasa, y que creció de 5.1 mil kbep a 7.4 mil kbep el 2020 (Gráfica Nº 9).

El consumo del sector comercial, servicios y público, aunque es proporcionalmente menor, se duplicó de 824 kbep a 1.640 kbep, siendo la electricidad su mayor consumo, le siguen el sector agropecuario, pesca y minería y el sector de la construcción que consumen centralmente diésel oil (Gráfica Nº 9).

Por el tipo de energético consumido, para el periodo 2006 – 2020, el diésel oil tuvo un crecimiento de 48% concentrado en los sectores de transporte y agropecuario; le sigue el consumo de la gasolina especial, la electricidad, el gas natural que ha tenido un importante crecimiento en todos los sectores, y el GLP cuya demanda ha disminuido en los últimos años por las redes de gas natural.

El 2020, los combustibles que se consumieron internamente fueron casi un 76% fósiles (gas natural, gasolinas, diesel oil, GLP), seguido de biomasa con más del 12% y la electricidad casi un 12% (Gráfica Nº 10).

La matriz del subsector eléctrico

Es necesario aclarar que este es un subsector del sector energético[5] y que la electricidad es energía secundaria[6]. El subsector eléctrico, para el periodo 2006 – 2020, duplicó su producción de 3 mil kbep a 6.2 mil kbep, y ha representado entre un 15% y 25% del total de la producción de energía secundaria para el periodo analizado (Gráfica Nº 11).

La generación termoeléctrica con turbinas de ciclo combinado es de mayor eficiencia y menores costos y empezó a funcionar desde el 2019, produciendo más de la mitad de la electricidad y desplazando a las centrales de ciclo simple. El consumo de gas natural por parte de las centrales eléctricas y autoproductores ha tenido una tendencia creciente entre el 2006 y el 2016, pasando de 5 mil kbep a más de 13 mil kbep en 2016, para descender 9 mil kbep el 2020 (Gráfica Nº 12).  En términos porcentuales, el gas natural pasó de 74% hasta un pico de 84% de participación el 2016, para bajar hasta 70% en 2020. Por su parte las hidroeléctricas bajaron su participación porcentual de 20% a 7% en 2016 para situarse en 14% en 2020 (Gráfica Nº 13).

El 96% de la electricidad es producida por centrales eléctricas y el restante 4% por autoproductores. Entre 2006 y 2020 la producción de electricidad se duplicó pasando de 3 mil kbep a 6.2 mil kbep (Gráfica Nº 14).

El consumo de electricidad, en promedio representa un 90% de la producción de electricidad (Gráfica Nº 18). Los sectores de mayor consumo de electricidad son el residencial, que se duplicó en el periodo analizado, seguido del industrial y del comercio, servicios y público. Los sectores de menor consumo fueron el agropecuario, pesca y minería. El sector del transporte, con el consumo de los teleféricos, apenas alcanzó una participación del 0,34% el 2020 (Gráfica Nº 15).

En 2020, las centrales eléctricas y autoproductores produjeron 6.2 mil kbep, con un 64% de gas natural, un 29% de hidroenergía, un 3% de energías alternativas (eólica y solar) y un 3% de biomasa (Gráfica Nº 16). El consumo de electricidad por sector económico, el 2020, tuvo al sector residencial en primer lugar con el 44%, seguido del sector comercial, servicios y público con 25%, la industria 22%, el sector agropecuario, pesca y minería con 6%, la construcción y otros con 3% y el transporte con el 0,22% (Gráfica Nº 17).

Las pérdidas de energía

La cantidad de fuentes de energía que se pierde por diferentes razones, en su paso por la cadena energética, desde su origen hasta su consumo final (extracción, almacenamiento, transformación, transporte y distribución) son las perdidas en el sector energético. Éstas representan una medida clave de la eficiencia del sector energético. El Balance Energético Nacional contabiliza las pérdidas de almacenamiento, transporte y distribución, no así las que se dan en la extracción porque generalmente ya están descontadas del valor de producción, ni las de transformación a razón que forma parte de la eficiencia total de estos centros.

Las pérdidas no son objeto de este análisis, pero llama fuertemente la atención por su magnitud. En los últimos años fue de un 99% en la producción de la energía secundaria, creció de 437 kbep el 2006 a 620 kbep el 2020 (Gráfica Nº 19). Las pérdidas se dan sobre todo en el sector eléctrico que el 2020 alcanzó los 547 kbep cifra que representó un 87% de las pérdidas totales; otros combustibles con más pérdidas son el petróleo condensado y el gas de refinería. Para el gas natural, las pérdidas fueron disminuyendo hasta cero el 2020 (Gráfica Nº 20).

En América Latina el Caribe las pérdidas de electricidad tiene altos porcentajes en relación a otras regiones del mundo, y Bolivia no es la excepción. Estas pérdidas además de afectar directamente a las empresas eléctricas, indirectamente impacta en el objetivo de mejorar el acceso a la electricidad, sobre todo en zonas rurales.

Consumo propio

El consumo propio es la cantidad de energía primaria y secundaria que el propio sector energético utiliza para su funcionamiento en las etapas de producción, transformación, transporte, distribución y almacenamiento. Según el Balance Energético Nacional, el consumo propio también es significativo y ha tenido un crecimiento sostenido de 3 mil kbep el 2006 a 4.712 kbep el 2020 (Gráfica Nº 21).

A modo de conclusión

Entre el 92% y 94% de la matriz energética de Bolivia ha estado dominada por los combustibles fósiles y la producción de energía renovable (eólica, solar, biomasa e hidroenergía) ha tenido entre el 6% y casi 8% de participación para el periodo 2026 – 2020. Mientras, el subsector eléctrico, el 2020 utilizó un 64% de gas natural, 1% de diésel oil y el restante 35% fueron energías renovables. Si bien la participación de las renovables ha mejorado y se han instalado parques eólicos y fotovoltaicos, su porcentaje de participación en la matriz energética es aún mínimo.

Además, el país ha desarrollado una importante infraestructura y ha realizado una fuerte inversión para tener una matriz energética centralmente fósil.

En estas condiciones ¿cómo se puede pensar en una transición energética en Bolivia? o ¿cómo se puede transitar de esta matriz predominantemente fósil a una que no se base en combustibles fósiles?


[1] https://www.mhe.gob.bo/balance-energetico-nacional-2006-2020/

[2] Organización Latinoaméricana de Energía (OLADE), 2017. Manuela Estadística Energética

[3] Según el Balance Energético Nacional 2006-2020, considera seis fuentes primarias de energía: Petróleo condensado y gasolina natural, gas natural, hidroenergía, biomasa, energía eólica y energía solar.

[4] Instituto Nacional de Estadística – INE, abril 2021. Parque automotor 2020

[5] Según el Balance Energético, la generación en centrales eléctricas corresponde a la generación bruta (GWh equivalente a kbep) en el Sistema Interconectado Nacional y Sistemas Aislados, por otra parte, la generación en autoproductores corresponde a la generación bruta (Gwh equivalent a kbep) en autoproductores. De esta manera se obtiene la oferta nacional total proveniente de las instalaciones generadores de tipo térmica no renovable (gas natural y diesel oil) térmica renovable (biomasa) hidro, solar y eólica.

[6] El Balance Energético Nacional plantea considerar 21 fuentes secundarias de energía:
– Electricidad.
– Los productos de petróleo y gas natural que son: gas licuado de petróleo, gasolinas (gasolina de aviación, gasolina especial, gasolina premium, gasolina super 91, gasolina super 92, gasolina blanca estabilizada, gasolina rica en isopentanos, gasolina blanca), kerosene, jet fuel, diésel oil, gas de refinería, crudo reducido, nafta, crudo reconstituido.
– Y los productos no energéticos: aceites, grasas, parafinas y asfalto.

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