La generación de energía eólica y solar empezó a mitades de la última década cuando comenzaba el declive de la producción de hidrocarburos. El lanzamiento de los proyectos eólicos y fotovoltaicos fue presentado como el inicio de una transición energética que hasta ahora es de carácter muy limitado. En 2020, la participación de energía eólica y solar en relación al total de producción de energía primaria en Bolivia es equivalente a 0,16%. En 2020 la energía eólica produjo el equivalente a 40 Kbep y la energía fotovoltaica 155 Kbep.
Si tomamos en cuenta sólo el subsector eléctrico, su participación en términos de capacidad instalada para 2021 fue de 3,56% para las centrales eólicas y 4,6% para las centrales solares. A nivel de generación eléctrica su participación en el subsector eléctrico el año 2021 fue de 1,2% para las eólicas y 3,4% para las solares.
Hasta 2025 se prevén sólo dos proyectos eólicos (Warnes II y Ventolera) que agregarán un total de 45 MW. Para el período 2025 a 2036 el estudio “Planificación de la Expansión de Largo Plazo del Sistema Eléctrico de Bolivia”12 plantea proyectos por una capacidad adicional de 501 MW (301 MW eólicos y 200 MW solares). Si estos proyectos se hicieran realidad se habría más que duplicado la capacidad instalada de estas dos energías alternativas y su participación de conjunto podría superar el 10% en el subsector eléctrico en los próximos 15 años.
Varios son los factores por los cuáles las energías alternativas no escalan más rápidamente en Bolivia: 1) el subsidio al consumo de gas natural para termoeléctricas con el que deben competir las energías alternativas, 2) la no comprobada sostenibilidad de los mecanismos de remuneración y recaudación a la generación de electricidad para fuentes de energías alternativas, 3) el pago por inyectar energía a la red en el marco de la generación distribuida es menor al precio que el usuario paga por consumo de energía eléctrica.
En la actualidad el desarrollo de proyectos de energías alternativas depende fundamentalmente del Estado. A menor cantidad de ingresos por parte del Estado, debido a la caída de las exportaciones de gas natural y al incremento de la importación de carburantes, cada vez se torna más difícil el financiamiento público para proyectos de energías alternativas.
La cuantiosa inversión de la energía geotérmica
En los planes del gobierno se incluye a la energía geotérmica como parte de las energías alternativas y se consignan dos proyectos en la Laguna Colorada ubicada en el altiplano sud. El primero es una planta piloto de 5 MW de potencia que ya debería estar concluida en 2022 con una inversión de USD 28 millones, y el segundo es una planta de 100 MW de potencia con una inversión de USD 648 millones de dólares.
El costo de inversión por MW de energía geotérmica es de USD 5,6 millones en el caso de la planta piloto de Laguna Colorado y de USD 6,48 millones por MW para la planta de 100 MW. Llama la atención que la inversión por MW en vez de disminuir por la economía de escala, aumente para la planta geotérmica de 100 MW. Este costo de inversión por MW representa 6 veces el costo por MW de emprendimientos fotovoltaicos como el de Oruro o 3,7 veces la inversión por MW del parque eólico San Julián.
[12] “Planificación de la Expansión de Largo Plazo del Sistema Eléctrico de Bolivia” elaborado por la empresa consultora CESI de Italia. Citado por Estudio de Análisis de la Aplicación del Decreto Supremo N°2048 y su Sostenibilidad, 2020.
La generación de energía eólica y solar empezó a mitades de la última década cuando comenzaba el declive de la producción de hidrocarburos. El lanzamiento de los proyectos eólicos y fotovoltaicos fue presentado como el inicio de una transición energética que hasta ahora es de carácter muy limitado. En 2020, la participación de energía eólica y solar en relación al total de producción de energía primaria en Bolivia es equivalente a 0,16%. En 2020 la energía eólica produjo el equivalente a 40 Kbep y la energía fotovoltaica 155 Kbep.
Si tomamos en cuenta sólo el subsector eléctrico, su participación en términos de capacidad instalada para 2021 fue de 3,56% para las centrales eólicas y 4,6% para las centrales solares. A nivel de generación eléctrica su participación en el subsector eléctrico el año 2021 fue de 1,2% para las eólicas y 3,4% para las solares.
Hasta 2025 se prevén sólo dos proyectos eólicos (Warnes II y Ventolera) que agregarán un total de 45 MW. Para el período 2025 a 2036 el estudio “Planificación de la Expansión de Largo Plazo del Sistema Eléctrico de Bolivia”12 plantea proyectos por una capacidad adicional de 501 MW (301 MW eólicos y 200 MW solares). Si estos proyectos se hicieran realidad se habría más que duplicado la capacidad instalada de estas dos energías alternativas y su participación de conjunto podría superar el 10% en el subsector eléctrico en los próximos 15 años.
Varios son los factores por los cuáles las energías alternativas no escalan más rápidamente en Bolivia: 1) el subsidio al consumo de gas natural para termoeléctricas con el que deben competir las energías alternativas, 2) la no comprobada sostenibilidad de los mecanismos de remuneración y recaudación a la generación de electricidad para fuentes de energías alternativas, 3) el pago por inyectar energía a la red en el marco de la generación distribuida es menor al precio que el usuario paga por consumo de energía eléctrica.
En la actualidad el desarrollo de proyectos de energías alternativas depende fundamentalmente del Estado. A menor cantidad de ingresos por parte del Estado, debido a la caída de las exportaciones de gas natural y al incremento de la importación de carburantes, cada vez se torna más difícil el financiamiento público para proyectos de energías alternativas.
La cuantiosa inversión de la energía geotérmica
En los planes del gobierno se incluye a la energía geotérmica como parte de las energías alternativas y se consignan dos proyectos en la Laguna Colorada ubicada en el altiplano sud. El primero es una planta piloto de 5 MW de potencia que ya debería estar concluida en 2022 con una inversión de USD 28 millones, y el segundo es una planta de 100 MW de potencia con una inversión de USD 648 millones de dólares.
El costo de inversión por MW de energía geotérmica es de USD 5,6 millones en el caso de la planta piloto de Laguna Colorado y de USD 6,48 millones por MW para la planta de 100 MW. Llama la atención que la inversión por MW en vez de disminuir por la economía de escala, aumente para la planta geotérmica de 100 MW. Este costo de inversión por MW representa 6 veces el costo por MW de emprendimientos fotovoltaicos como el de Oruro o 3,7 veces la inversión por MW del parque eólico San Julián.
[12] “Planificación de la Expansión de Largo Plazo del Sistema Eléctrico de Bolivia” elaborado por la empresa consultora CESI de Italia. Citado por Estudio de Análisis de la Aplicación del Decreto Supremo N°2048 y su Sostenibilidad, 2020.
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