Por: Ximena Montaño Sandoval y Pablo Solón
Lea la publicación completa aquí
Contenido
Energía y Pandemia en el 2020
Perspectivas de la demanda y suministro de energía
Energía solar y eólica: Antes, durante y después de la pandemia
Reflexiones
Introducción
La presente publicación aborda dos cuestiones: el impacto de la pandemia sobre la energía en el mundo, y el futuro de la energía después de esta aguda crisis sanitaria, con particular énfasis en las energías fotovoltaica y eólica. El tema del impacto de la pandemia sobre las emisiones de gases de efecto invernadero del sector de energía será abordado en una próxima publicación.
La pandemia ha agravado la crisis sistémica que vive la comunidad de la Tierra. Todos los estudios consultados coinciden en que los más afectadas serán las economías más pequeñas y los sectores más vulnerables de la sociedad. La cantidad de personas que subsisten con menos de 1,9 dólar al día -que cayó del 36% de la población mundial en 1990 a solo el 10% en 2015- aumentará por primera vez desde 1998. El brote podría empujar a entre 40 y 60 millones de personas a la pobreza extrema. África subsahariana será la más afectada.
Las mujeres que representan el 70% de las/los trabajadores en salud en todo el mundo y proporcionan el 75% de la atención no remunerada, cuidando a niños, enfermos y ancianos, ya están siendo gravemente afectadas, al igual que las personas con trabajos precarios o sin acceso a redes de seguridad social. Unos 1.600 millones de trabajadores informales, equivalente al 80% de todos los trabajadores informales, ya han sido despedidos o afectados por las cuarentenas y los cierres de negocios.
Esta confluencia de crisis ya ha sacudido al sector de energía durante el 2020 y dejará su huella por muchos años. Para analizar estos impactos presentes y futuros nos basaremos, entre otros, en los informes de la Agencia Internacional de Energía (AIE) y la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA por sus siglas en ingles).
La AIE es una organización intergubernamental creada en 1974 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como respuesta a la crisis del petróleo de 1973; tiene 30 países miembros, en su mayoría países desarrollados, y 8 países asociados de economías emergentes. Su principal producto es un informe que publica cada año denominado: “Perspectiva Energética Mundial”, más conocido por su nombre en inglés “World Energy Outlook” (WEO). El WEO del 2020, que será uno de nuestros principales insumos, se publicó de manera anticipada en octubre del 2020 para analizar los impactos de la pandemia en todas las fuentes de energía y plantear varios escenarios futuros.
IRENA es la primera organización internacional que se centra exclusivamente en las energías renovables. Se formó en 2009 con el acuerdo de 75 países y su estatuto entró en vigor en 2010. Actualmente tiene 162 países miembros y 21 países en proceso de adhesión. IRENA es “una organización intergubernamental que apoya a los países en su transición hacia un futuro energético sostenible y sirve como la principal plataforma para la cooperación internacional”. IRENA publicó en junio del 2020 el informe “La recuperación post-COVID: una agenda para la resiliencia, el desarrollo y la igualdad”, que será otro de los insumos de esta publicación.
Es necesario aclarar que la AIE y particularmente su WEO han sido duramente criticados por haber sobrestimado continuamente el uso de fuentes de energía fósil y nuclear en sus informes y subestimar la expansión y crecimiento de la energía renovable, situación que no ha contribuido a la transición energética ni se enmarca en el cumplimiento de los objetivos de cambio climático. Algunos incluso afirman que dada la poca ambición de sus escenarios de desarrollo sostenible, la AIE es responsable de llevar al planeta al desastre climático.
Tanto la AIE como IRENA advierten que se necesitará inyectar trillones de dólares de fondos públicos para la recuperación de la economía y que ello debe contribuir a la transición energética y a no perpetuar al sector de energías fósiles a través de inversiones y subsidios. Así mismo, sugieren que los bajos precios de los combustibles fósiles ofrecen una oportunidad para eliminar los subsidios a su consumo sin grandes impactos sobre los consumidores y sin grandes procesos de inflación.
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Energía y Pandemia en el 2020
Perspectivas de la demanda y suministro de energía
Energía solar y eólica: Antes, durante y después de la pandemia
Reflexiones
Introducción
La presente publicación aborda dos cuestiones: el impacto de la pandemia sobre la energía en el mundo, y el futuro de la energía después de esta aguda crisis sanitaria, con particular énfasis en las energías fotovoltaica y eólica. El tema del impacto de la pandemia sobre las emisiones de gases de efecto invernadero del sector de energía será abordado en una próxima publicación.
La pandemia ha agravado la crisis sistémica que vive la comunidad de la Tierra. Todos los estudios consultados coinciden en que los más afectadas serán las economías más pequeñas y los sectores más vulnerables de la sociedad. La cantidad de personas que subsisten con menos de 1,9 dólar al día -que cayó del 36% de la población mundial en 1990 a solo el 10% en 2015- aumentará por primera vez desde 1998. El brote podría empujar a entre 40 y 60 millones de personas a la pobreza extrema. África subsahariana será la más afectada.
Las mujeres que representan el 70% de las/los trabajadores en salud en todo el mundo y proporcionan el 75% de la atención no remunerada, cuidando a niños, enfermos y ancianos, ya están siendo gravemente afectadas, al igual que las personas con trabajos precarios o sin acceso a redes de seguridad social. Unos 1.600 millones de trabajadores informales, equivalente al 80% de todos los trabajadores informales, ya han sido despedidos o afectados por las cuarentenas y los cierres de negocios.
Esta confluencia de crisis ya ha sacudido al sector de energía durante el 2020 y dejará su huella por muchos años. Para analizar estos impactos presentes y futuros nos basaremos, entre otros, en los informes de la Agencia Internacional de Energía (AIE) y la Agencia Internacional de las Energías Renovables (IRENA por sus siglas en ingles).
La AIE es una organización intergubernamental creada en 1974 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como respuesta a la crisis del petróleo de 1973; tiene 30 países miembros, en su mayoría países desarrollados, y 8 países asociados de economías emergentes. Su principal producto es un informe que publica cada año denominado: “Perspectiva Energética Mundial”, más conocido por su nombre en inglés “World Energy Outlook” (WEO). El WEO del 2020, que será uno de nuestros principales insumos, se publicó de manera anticipada en octubre del 2020 para analizar los impactos de la pandemia en todas las fuentes de energía y plantear varios escenarios futuros.
IRENA es la primera organización internacional que se centra exclusivamente en las energías renovables. Se formó en 2009 con el acuerdo de 75 países y su estatuto entró en vigor en 2010. Actualmente tiene 162 países miembros y 21 países en proceso de adhesión. IRENA es “una organización intergubernamental que apoya a los países en su transición hacia un futuro energético sostenible y sirve como la principal plataforma para la cooperación internacional”. IRENA publicó en junio del 2020 el informe “La recuperación post-COVID: una agenda para la resiliencia, el desarrollo y la igualdad”, que será otro de los insumos de esta publicación.
Es necesario aclarar que la AIE y particularmente su WEO han sido duramente criticados por haber sobrestimado continuamente el uso de fuentes de energía fósil y nuclear en sus informes y subestimar la expansión y crecimiento de la energía renovable, situación que no ha contribuido a la transición energética ni se enmarca en el cumplimiento de los objetivos de cambio climático. Algunos incluso afirman que dada la poca ambición de sus escenarios de desarrollo sostenible, la AIE es responsable de llevar al planeta al desastre climático.
Tanto la AIE como IRENA advierten que se necesitará inyectar trillones de dólares de fondos públicos para la recuperación de la economía y que ello debe contribuir a la transición energética y a no perpetuar al sector de energías fósiles a través de inversiones y subsidios. Así mismo, sugieren que los bajos precios de los combustibles fósiles ofrecen una oportunidad para eliminar los subsidios a su consumo sin grandes impactos sobre los consumidores y sin grandes procesos de inflación.
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