*Foto: Centro minero dentro del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Cotapata
Los incendios forestales, junto a la deforestación, son una de las principales causas de la pérdida y degradación de los bosques en Bolivia y una de las principales amenazas a las Áreas Protegidas (AP) nacionales del país (Gonzales et al, 2021; Rodríguez, 2014). En poco más de una década, los incendios forestales han afectado alrededor de 5 millones de hectáreas (ha) en las AP nacionales (Rodríguez, 2014; SIMB, 2022; Sernap, 2020; FAN/WCS, 2021; MMAyA, 2021). Donde se puede evidenciar una frecuencia cada vez mas próxima entre un evento extremo y otro, generando significativas implicaciones en los ecosistemas boscosos y su capacidad de recuperación (Rodríguez, 2012; Müller, 2014).
Los últimos tres años son los que registran una mayor incidencia de superficie quemada dentro de las AP. Entre 2019 y 2021 se quemaron alrededor de 2.5 millones de ha, siendo el 2019 el año con mayor superficie afectada, con más de 1 millón de ha quemadas dentro de las AP nacionales (Sernap, 2020, FAN/WCS, 2021; MMAyA, 2021)
Las AP nacionales ubicadas en el oriente del país, específicamente las que se encuentran en el departamento de Santa Cruz, son las que presentan la mayor incidencia de quemas. Tres AP concentraron el 97% del total de la superficie quemada entre 2019 y 2021: San Matías, Otuquis y Noel Kempff Mercado. De lejos el Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) San Matías fue el AP con mayor incidencia de superficie quemada, con más de 1.6 millones de ha, seguido después por el Parque Nacional (PN) y ANMI Otuquis con 550 mil ha y el PN Noel Kempff Mercado con 183 mil ha quemadas. Estas tres AP son, asimismo, las que poseen mayor porcentaje de quema en relación al total de su superficie, donde más del 50% de la superficie de San Matías y Otuquis fueron quemadas y 12% en el caso de Noel Kempff Mercado.
Los incendios forestales en las AP nacionales se relacionan directamente con el desarrollo y expansión de la frontera agropecuaria (GADSC, 2020; Fundación Tierra, 2019). Para ser más específicos, los planes de manejo de las AP del ANMI San Matías, del PN y ANMI Otuquis y del PN Noel Kempff Mercado señalan a la actividad ganadera -que se desarrolla dentro de las mismas AP, en las zonas de influencia y en los países vecinos de Brasil y Paraguay- como una de las principales fuentes de proliferación de los incendios forestales (FCBC et al., 2012).
Después de San Matías, Otuquis y Noel Kempff Mercado, las AP nacionales que registran mayor superficie quemada acumulada entre 2019 y 2021 son: Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Securé (TIPNIS), Madidi, Carrasco, Tunari, Iñao, Apolobamba, Aguaragüe, entre otras. Muchas de las cuales han registrado una mayor incidencia histórica de quemas durante las últimas dos décadas (Rodríguez, 2014; SIMB, 2022).
Si bien las AP nacionales localizadas en el departamento de Santa Cruz son las que concentran históricamente la mayor cantidad de superficie quemada, es de notar como las AP en el occidente del país, fundamentalmente en el departamento de La Paz y Cochabamba, presentan una incidencia importante de superficie quemada durante el periodo 2019 al 2021. ¿Cuáles son los principales procesos detrás de estos incendios forestales? ¿En qué se diferencia de las AP de importancia nacional localizadas en el departamento de Santa Cruz?
Áreas protegidas en La Paz: fuera de la zona de mayor presión ganadera pero con altos índices de quemas
El PN y ANMI Madidi en el departamento de La Paz es una de las AP con mayor incidencia histórica de quemas (Rodríguez, 2014; SIMB, 2022) y se posiciona entre las primeras cinco AP nacionales con mayor superficie quemada entre 2019 y 2021 con 21 mil ha quemadas, equivalente al 1,2% de la superficie total del AP. Esto a pesar de que el Madidi no se encuentra en la zona de mayor presión por la expansión de la frontera agrícola mecanizada y ganadera, como en el caso de las AP del oriente del país.
Pese a ello, la actividad agropecuaria sigue siendo uno de los principales procesos desencadenantes de las quemas en el Madidi (Sernap, 2006a), fundamentalmente en las tierras altas al sur oeste y en las inmediaciones de grandes centros urbanos como Apolo (SIMB, 2022)[1]. Sin embargo, existen otros procesos que ejercen gran presión sobre el PN y ANMI Madidi y que se constituyen como fuentes importantes de quemas, principalmente la minería aurífera y la construcción caminera (Campanini, 2021; Mercado, 2022). Estas actividades están, a la vez, estrechamente vinculadas con la colonización y el establecimiento de asentamientos urbanos sobre nuevas áreas, y con ello una ampliación de las actividades agropecuarias y mineras (Sernap, 2006a).
Colindante con el Madidi, se encuentra el ANMI Apolobamba, con 4 mil ha quemadas durante el periodo 2019 al 2021, representando el 1% de la superficie del AP. De acuerdo con el Plan de Manejo del ANMi Apolobamba, la principal actividad desencadenante de las quemas en ese AP es la actividad agropecuaria, tanto por quema para zonas de pastoreo en tierras altas como por la roza, tumba y quema en las zonas de tierras bajas del ANMI (Sernap, 2006b); muchas de la cual están también asociadas a cultivos ilícitos de coca (Cauthin, 2021a). Sin embargo, al igual que el caso del Madidi, el ANMI Apolobamba presenta otros procesos que ejercen presión dentro del AP y que coadyuvan indirectamente a la expansión de la superficie quemada, siendo las más relevantes: la minería aurífera, la construcción caminera y el establecimiento de nuevos asentamientos urbanos (Sernap, 2006b).
Por otra parte, se posiciona en tercer lugar el PN y ANMI Cotapata, con 861 ha quemadas en los últimos tres años. Si bien la superficie quemada en Cotapata es menor en comparación a las otras AP del departamento, las 861 ha quemadas representan el 2.2% del total de la superficie del AP, la más elevada a nivel departamental y el octavo más alto a nivel nacional. Los principales procesos que desencadenan las quemas y los incendios forestales en esta AP se relacionan con la actividad pecuaria (con la quema de pajonales sobre todo en la zona de tierras altas del AP) y la expansión de la frontera agrícola (mediante la roza, tumba y quema para habilitar nuevas áreas de cultivo, relacionado fundamentalmente con los cultivos de la hoja de coca)[2]. A lo que se suman, según el Plan de de Manejo del PN y ANMI Cotapata, otras presiones relacionadas con la expansión de la actividades mineras, la infraestructura eléctrica y caminera (fundamentalmente la carretera Cotapata-Santa Bárbara que divide en dos al AP) y la gran presión del crecimiento demográfico.
Cultivos ilícitos, infraestructura y presiones demográficas como principales desencadenantes de las quemas en las áreas protegidas de Cochabamba
En el curso de los últimos tres años, el TIPNIS, el PN Carrasco y el PN Tunari en Cochabamba acumularon 59 mil, 12 mil y 9 mil ha quemadas respectivamente, ubicándose de esta manera dentro las diez primeras AP con mayor superficie quemada en el país. Estas tres AP poseen, asimismo, un porcentaje de quema en relación al total de su superficie entre las más elevadas. Durante las quemas de 2019 al 2021, en el TIPNIS se quemó el 5,3% de su superficie, en el Tunari el 3,1% y Carrasco el 2,1%.
Los procesos detrás de las quemas tanto en el caso del TIPNIS y del PN Carrasco están vinculados principalmente a la expansión de cultivos ilícitos, fundamentalmente al cultivo de la hoja de coca; la misma que en 2020 sumaba 1.400 ha en el caso del TIPNIS y 1.105 ha en el PN Carrasco (Cauthin, 2021a). Existen, no obstante, otros procesos que influyen en la proliferación de las quemas y los incendios dentro de estas AP nacionales. En el TIPNIS una de las principales se relaciona con la actividad ganadera, sobre todo en la parte norte del AP perteneciente al departamento de Beni. Mientras que en el PN Carrasco se suman las presiones asociadas a la construcción de infraestructura como caminos e hidroeléctricas y el crecimiento demográfico (CEDIB, 2021).
A diferencia de lo que sucede en las AP del TIPNIS y Carrasco, el PN Tunari presenta procesos particulares relacionados a su entorno. Uno de los principales desencadenantes de los incendios dentro del PN Tunari está vinculada fundamentalmente con las actividades agrícolas de pequeña escala que se desarrollan dentro del AP. El otro gran desencadenante se vincula a las presiones demográficas relacionadas a la expansión de la urbe cochabambina sobre el AP (CEDIB, 2021).
Explotación hidrocarburífera y la asociación con procesos fuentes de proliferación de quemas en áreas protegidas en Chuquisaca y Tarija
Por el otro lado, se encuentran las AP de Iñao y El Palmar en Chuquisaca y Aguaragüe en Tarija. Durante 2019 al 2021, el PN y ANMI Serranías del Iñao y el ANMI El Palmar registraron 4 mil y 2 mil ha quemadas. Esta área quemada representa respectivamente el 1,9% y el 2,5% del total de su superficie. Por otra parte, el PN y ANMI Aguaragüe registró 2 mil ha quemadas durante el mismo periodo, equivalente al 2,5% de la superficie total del AP.
Las quemas que desencadenan los incendios forestales dentro del PN y ANMI Serranía del Iñao en Chuquisaca están sobre todo relacionadas a la actividad pecuaria, principalmente la ganadería bovina que se practica predominantemente de forma extensiva sobre todo en el extremo norte y sur del PN y ANMI (Sernap, 2013; SIMB, 2022). A lo que se suman, según el estudio de justificación para la creación del AP, otros factores desencadenantes como: la extracción forestal, actividades petroleras, el aumento de los asentamientos humanos y la consecuente expansión de frontera agrícola y apertura de caminos. A diferencia del Iñao, en el ANMI El Palmar las quemas están asociadas fundamentalmente a las actividades agrícolas de pequeña escala que se desarrollan dentro y en inmediaciones del AP[3].
En cambio, el PN y ANMI Aguaragüe en Tarija presenta procesos muy distintos y particulares a su localidad. Históricamente en el territorio que hoy en día conforma el PN y ANMI se desarrolló una importante explotación hidrocarburífera (Campanini, 2014); actividad que sigue ejerciendo hoy en día una de las principales presiones sobre el AP (Jímenez, 2020). La exploración y explotación hidrocarburífera en el Aguaragüe está, a su vez, asociadas con otros procesos, tales como: la apertura de carreteras y caminos secundarios, la extracción ilegal de maderas y los nuevos asentamientos humanos (Campanini, 2014). Los mismos que se constituyen como principales fuentes de proliferación de quemas e incendios forestales. A lo cual, se añade los incendios derivados del proceso de expansión de la frontera agropecuaria sobre las zonas de cultivo asentadas sobre la ruta nacional 9 y 29 al este y oeste del AP (SIMB, 2022).
Consideraciones finales
En síntesis, estas AP nacionales, si bien siempre con sus propias particularidades, presentan comunes denominadores en relación a los procesos desencadenantes de quemas e incendios. La actividad agropecuaria se constituye en una de las principales fuentes de proliferación de los incendios forestales; donde la ganadería posee un rol determinante, sobre todo en las AP del departamento de Santa Cruz. A pesar de que la mayoría de las AP nacionales en el occidente del país no se encuentran necesariamente en la zona de mayor presión de expansión de la agricultura mecanizada y de la ganadería extensiva, estas actividades productivas siguen representando una de las principales causas de quemas e incendios forestales en estas AP. Aunque existen diferencias importantes en relación a la dimensión, la intensidad y el impacto.
Las AP nacionales del occidente del país poseen, además, otros procesos y actividades en común que poseen un vínculo directo con las quemas e incendios forestales, donde se destaca: las infraestructuras, sobre todo la construcción de infraestructura caminera con carreteras y caminos secundarios; la agricultura, donde los cultivos ilícitos tienen un papel importante en varias AP; la explotación minera e hidrocarburífera; y la proliferación de asentamientos humanos. Todos estos se constituyen en fuentes directas e indirectas para la mayor proliferación de las quemas e incendios forestales dentro estas AP nacionales.
En todo caso, el común denominador en las AP de interés nacional es la presencia del fuego. Si bien existen diferencias importantes entre una y otra, durante el periodo analizado se quemaron más de 2.5 millones de ha en 19 de las 22 AP nacionales. El hecho de que la incidencia de quemas e incendios forestales se está agudizando y normalizando en las AP llama a mantener un estado de alerta constante. Esta situación convoca no sólo a exigir al Estado mejorar los procesos de control, manejo y fiscalización dentro de las AP, si no que también a agudizar la necesidad de generar una reflexión colectiva sobre la importancia de mantener estas AP como espacios de preservación del patrimonio, identidad y bienestar biocultural de los bolivianos.
Campanini, J.; Villegas, P.; Jiménez, G., Gandarillas, M. Pérez, S. (2014). Los límites de las fronteras extractivas en Bolivia. El caso de la biodiversidad en el Aguaragüe. Centro de Documentación e Información – Bolivia (CEDIB), Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) – Paz con Dignidad. Disponible en: https://www.cedib.org/wp-content/uploads/2014/09/2014_informe_omal_no_12-2.pdf
CEDIB (2021). Contradicciones en la gestión de áreas protegidas: Cambios en planes de manejo y zonificaciones. Casos: Carrasco, Tunari y Tariquía. En: DOSSIERpara documentar, reflexionar y debatir sobre Bolivia y el mundo. Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB). LaLibre: Cochabamba – Bolivia. Disponible en: https://cedib.org/wp-content/uploads/2021/03/Dossier-AreasProtegidas-ULTIMO.pdf
FAN / WCS (2021). Incendios forestales en Bolivia-Análisis de impactos de los incendios forestales sobre los valores de conservación en Bolivia, 2020. Fundación Amigos de la Naturaleza FAN: Santa Cruz de la Sierra – Bolivia.
FCBC, SAVIA, WCS y HBN (2012). Plan de Manejo Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Otuquis 2013-2023. Elaborado por Fundación para la Conservación del Bosque Seco Chiquitano (FCBC), Asociación para la Conservación, Investigación de la Biodiversidad y el Desarrollo Sustentable (SAVIA), Wildlife Conservation Society (WCS) y Huellas, Bienestar y Naturaleza (HBN). Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA: Santa Cruz – Bolivia. Disponible en: https://www.fcbc.org.bo/wp-content/uploads/2021/07/PM-Otuquis.pdf
Fundación Tierra. (2019). Fuego en Santa Cruz: Balance de los incendios forestales 2019 y su relación con la tenencia de la tierra. Informe Especial. Fundación Tierra: La Paz – Bolivia.
GADSC (2020) Plan estratégico para la implementación del plan de recuperación de las áreas afectadas por los incendios en el departamento de Santa Cruz. Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz (GADSC) – FAO – FAN – FCBC – PNUD.
Gonzales, L., Pinto, M. A., Aponte, M. A., et. Al. (2021). Impacto de incendios forestales en la biodiversidad del Bosque Seco Chiquitano. Informe Técnico. Proyecto Bases del conocimiento para la restauración. Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC). Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado. Santa Cruz – Bolivia. Disponible en: https://www.fcbc.org.bo/wp-content/uploads/2021/07/2021_ImpactoIncendios-en-la-biodiversidad.pdf
Rodríguez, A. (2014). Incendios y quemas en Bolivia, análisis histórico desde 2000 a 2013. Editorial Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN): Santa Cruz de la Sierra – Bolivia
Sernap (2020). Rendición pública de cuentas. Audiencia final gestión 2019. Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap): La Paz – Bolivia.
SIMB (2022). Quema e incendios forestales. Sistema de Información y Monitoreo de Bosques (SIMB). Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA). Datos recuperados el 18/10/2022. Disponible en: https://simb.siarh.gob.bo/simb/map_fires
[1] En el PN y ANMI Madidi existe, además, una importante presencia de cultivos ilegales de coca. Según el monitoreo de la Oficina contra las drogas y el delito de Naciones Unidas (UNODC) en 2020 se registraban 63 ha de cultivos de coca dentro del PN y ANMI Madidi. A esto se suma la presencia de laboratorios de cocaína y pistas de aterrizajes clandestinos asociados a estos cultivos ilícitos (Cauthin, 2021a).
[2] Para el 2020, por ejemplo, dentro del PN y ANMI Cotapata se registraban 55 ha de cultivos de coca ilegales (Cauthin, 2021a).
Por Guillermo Villalobos Moreira
*Foto: Centro minero dentro del Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Cotapata
Los incendios forestales, junto a la deforestación, son una de las principales causas de la pérdida y degradación de los bosques en Bolivia y una de las principales amenazas a las Áreas Protegidas (AP) nacionales del país (Gonzales et al, 2021; Rodríguez, 2014). En poco más de una década, los incendios forestales han afectado alrededor de 5 millones de hectáreas (ha) en las AP nacionales (Rodríguez, 2014; SIMB, 2022; Sernap, 2020; FAN/WCS, 2021; MMAyA, 2021). Donde se puede evidenciar una frecuencia cada vez mas próxima entre un evento extremo y otro, generando significativas implicaciones en los ecosistemas boscosos y su capacidad de recuperación (Rodríguez, 2012; Müller, 2014).
Los últimos tres años son los que registran una mayor incidencia de superficie quemada dentro de las AP. Entre 2019 y 2021 se quemaron alrededor de 2.5 millones de ha, siendo el 2019 el año con mayor superficie afectada, con más de 1 millón de ha quemadas dentro de las AP nacionales (Sernap, 2020, FAN/WCS, 2021; MMAyA, 2021)
Las AP nacionales ubicadas en el oriente del país, específicamente las que se encuentran en el departamento de Santa Cruz, son las que presentan la mayor incidencia de quemas. Tres AP concentraron el 97% del total de la superficie quemada entre 2019 y 2021: San Matías, Otuquis y Noel Kempff Mercado. De lejos el Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) San Matías fue el AP con mayor incidencia de superficie quemada, con más de 1.6 millones de ha, seguido después por el Parque Nacional (PN) y ANMI Otuquis con 550 mil ha y el PN Noel Kempff Mercado con 183 mil ha quemadas. Estas tres AP son, asimismo, las que poseen mayor porcentaje de quema en relación al total de su superficie, donde más del 50% de la superficie de San Matías y Otuquis fueron quemadas y 12% en el caso de Noel Kempff Mercado.
Los incendios forestales en las AP nacionales se relacionan directamente con el desarrollo y expansión de la frontera agropecuaria (GADSC, 2020; Fundación Tierra, 2019). Para ser más específicos, los planes de manejo de las AP del ANMI San Matías, del PN y ANMI Otuquis y del PN Noel Kempff Mercado señalan a la actividad ganadera -que se desarrolla dentro de las mismas AP, en las zonas de influencia y en los países vecinos de Brasil y Paraguay- como una de las principales fuentes de proliferación de los incendios forestales (FCBC et al., 2012).
Después de San Matías, Otuquis y Noel Kempff Mercado, las AP nacionales que registran mayor superficie quemada acumulada entre 2019 y 2021 son: Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Securé (TIPNIS), Madidi, Carrasco, Tunari, Iñao, Apolobamba, Aguaragüe, entre otras. Muchas de las cuales han registrado una mayor incidencia histórica de quemas durante las últimas dos décadas (Rodríguez, 2014; SIMB, 2022).
Si bien las AP nacionales localizadas en el departamento de Santa Cruz son las que concentran históricamente la mayor cantidad de superficie quemada, es de notar como las AP en el occidente del país, fundamentalmente en el departamento de La Paz y Cochabamba, presentan una incidencia importante de superficie quemada durante el periodo 2019 al 2021. ¿Cuáles son los principales procesos detrás de estos incendios forestales? ¿En qué se diferencia de las AP de importancia nacional localizadas en el departamento de Santa Cruz?
Áreas protegidas en La Paz: fuera de la zona de mayor presión ganadera pero con altos índices de quemas
El PN y ANMI Madidi en el departamento de La Paz es una de las AP con mayor incidencia histórica de quemas (Rodríguez, 2014; SIMB, 2022) y se posiciona entre las primeras cinco AP nacionales con mayor superficie quemada entre 2019 y 2021 con 21 mil ha quemadas, equivalente al 1,2% de la superficie total del AP. Esto a pesar de que el Madidi no se encuentra en la zona de mayor presión por la expansión de la frontera agrícola mecanizada y ganadera, como en el caso de las AP del oriente del país.
Pese a ello, la actividad agropecuaria sigue siendo uno de los principales procesos desencadenantes de las quemas en el Madidi (Sernap, 2006a), fundamentalmente en las tierras altas al sur oeste y en las inmediaciones de grandes centros urbanos como Apolo (SIMB, 2022)[1]. Sin embargo, existen otros procesos que ejercen gran presión sobre el PN y ANMI Madidi y que se constituyen como fuentes importantes de quemas, principalmente la minería aurífera y la construcción caminera (Campanini, 2021; Mercado, 2022). Estas actividades están, a la vez, estrechamente vinculadas con la colonización y el establecimiento de asentamientos urbanos sobre nuevas áreas, y con ello una ampliación de las actividades agropecuarias y mineras (Sernap, 2006a).
Colindante con el Madidi, se encuentra el ANMI Apolobamba, con 4 mil ha quemadas durante el periodo 2019 al 2021, representando el 1% de la superficie del AP. De acuerdo con el Plan de Manejo del ANMi Apolobamba, la principal actividad desencadenante de las quemas en ese AP es la actividad agropecuaria, tanto por quema para zonas de pastoreo en tierras altas como por la roza, tumba y quema en las zonas de tierras bajas del ANMI (Sernap, 2006b); muchas de la cual están también asociadas a cultivos ilícitos de coca (Cauthin, 2021a). Sin embargo, al igual que el caso del Madidi, el ANMI Apolobamba presenta otros procesos que ejercen presión dentro del AP y que coadyuvan indirectamente a la expansión de la superficie quemada, siendo las más relevantes: la minería aurífera, la construcción caminera y el establecimiento de nuevos asentamientos urbanos (Sernap, 2006b).
Por otra parte, se posiciona en tercer lugar el PN y ANMI Cotapata, con 861 ha quemadas en los últimos tres años. Si bien la superficie quemada en Cotapata es menor en comparación a las otras AP del departamento, las 861 ha quemadas representan el 2.2% del total de la superficie del AP, la más elevada a nivel departamental y el octavo más alto a nivel nacional. Los principales procesos que desencadenan las quemas y los incendios forestales en esta AP se relacionan con la actividad pecuaria (con la quema de pajonales sobre todo en la zona de tierras altas del AP) y la expansión de la frontera agrícola (mediante la roza, tumba y quema para habilitar nuevas áreas de cultivo, relacionado fundamentalmente con los cultivos de la hoja de coca)[2]. A lo que se suman, según el Plan de de Manejo del PN y ANMI Cotapata, otras presiones relacionadas con la expansión de la actividades mineras, la infraestructura eléctrica y caminera (fundamentalmente la carretera Cotapata-Santa Bárbara que divide en dos al AP) y la gran presión del crecimiento demográfico.
Cultivos ilícitos, infraestructura y presiones demográficas como principales desencadenantes de las quemas en las áreas protegidas de Cochabamba
En el curso de los últimos tres años, el TIPNIS, el PN Carrasco y el PN Tunari en Cochabamba acumularon 59 mil, 12 mil y 9 mil ha quemadas respectivamente, ubicándose de esta manera dentro las diez primeras AP con mayor superficie quemada en el país. Estas tres AP poseen, asimismo, un porcentaje de quema en relación al total de su superficie entre las más elevadas. Durante las quemas de 2019 al 2021, en el TIPNIS se quemó el 5,3% de su superficie, en el Tunari el 3,1% y Carrasco el 2,1%.
Los procesos detrás de las quemas tanto en el caso del TIPNIS y del PN Carrasco están vinculados principalmente a la expansión de cultivos ilícitos, fundamentalmente al cultivo de la hoja de coca; la misma que en 2020 sumaba 1.400 ha en el caso del TIPNIS y 1.105 ha en el PN Carrasco (Cauthin, 2021a). Existen, no obstante, otros procesos que influyen en la proliferación de las quemas y los incendios dentro de estas AP nacionales. En el TIPNIS una de las principales se relaciona con la actividad ganadera, sobre todo en la parte norte del AP perteneciente al departamento de Beni. Mientras que en el PN Carrasco se suman las presiones asociadas a la construcción de infraestructura como caminos e hidroeléctricas y el crecimiento demográfico (CEDIB, 2021).
A diferencia de lo que sucede en las AP del TIPNIS y Carrasco, el PN Tunari presenta procesos particulares relacionados a su entorno. Uno de los principales desencadenantes de los incendios dentro del PN Tunari está vinculada fundamentalmente con las actividades agrícolas de pequeña escala que se desarrollan dentro del AP. El otro gran desencadenante se vincula a las presiones demográficas relacionadas a la expansión de la urbe cochabambina sobre el AP (CEDIB, 2021).
Explotación hidrocarburífera y la asociación con procesos fuentes de proliferación de quemas en áreas protegidas en Chuquisaca y Tarija
Por el otro lado, se encuentran las AP de Iñao y El Palmar en Chuquisaca y Aguaragüe en Tarija. Durante 2019 al 2021, el PN y ANMI Serranías del Iñao y el ANMI El Palmar registraron 4 mil y 2 mil ha quemadas. Esta área quemada representa respectivamente el 1,9% y el 2,5% del total de su superficie. Por otra parte, el PN y ANMI Aguaragüe registró 2 mil ha quemadas durante el mismo periodo, equivalente al 2,5% de la superficie total del AP.
Las quemas que desencadenan los incendios forestales dentro del PN y ANMI Serranía del Iñao en Chuquisaca están sobre todo relacionadas a la actividad pecuaria, principalmente la ganadería bovina que se practica predominantemente de forma extensiva sobre todo en el extremo norte y sur del PN y ANMI (Sernap, 2013; SIMB, 2022). A lo que se suman, según el estudio de justificación para la creación del AP, otros factores desencadenantes como: la extracción forestal, actividades petroleras, el aumento de los asentamientos humanos y la consecuente expansión de frontera agrícola y apertura de caminos. A diferencia del Iñao, en el ANMI El Palmar las quemas están asociadas fundamentalmente a las actividades agrícolas de pequeña escala que se desarrollan dentro y en inmediaciones del AP[3].
En cambio, el PN y ANMI Aguaragüe en Tarija presenta procesos muy distintos y particulares a su localidad. Históricamente en el territorio que hoy en día conforma el PN y ANMI se desarrolló una importante explotación hidrocarburífera (Campanini, 2014); actividad que sigue ejerciendo hoy en día una de las principales presiones sobre el AP (Jímenez, 2020). La exploración y explotación hidrocarburífera en el Aguaragüe está, a su vez, asociadas con otros procesos, tales como: la apertura de carreteras y caminos secundarios, la extracción ilegal de maderas y los nuevos asentamientos humanos (Campanini, 2014). Los mismos que se constituyen como principales fuentes de proliferación de quemas e incendios forestales. A lo cual, se añade los incendios derivados del proceso de expansión de la frontera agropecuaria sobre las zonas de cultivo asentadas sobre la ruta nacional 9 y 29 al este y oeste del AP (SIMB, 2022).
Consideraciones finales
En síntesis, estas AP nacionales, si bien siempre con sus propias particularidades, presentan comunes denominadores en relación a los procesos desencadenantes de quemas e incendios. La actividad agropecuaria se constituye en una de las principales fuentes de proliferación de los incendios forestales; donde la ganadería posee un rol determinante, sobre todo en las AP del departamento de Santa Cruz. A pesar de que la mayoría de las AP nacionales en el occidente del país no se encuentran necesariamente en la zona de mayor presión de expansión de la agricultura mecanizada y de la ganadería extensiva, estas actividades productivas siguen representando una de las principales causas de quemas e incendios forestales en estas AP. Aunque existen diferencias importantes en relación a la dimensión, la intensidad y el impacto.
Las AP nacionales del occidente del país poseen, además, otros procesos y actividades en común que poseen un vínculo directo con las quemas e incendios forestales, donde se destaca: las infraestructuras, sobre todo la construcción de infraestructura caminera con carreteras y caminos secundarios; la agricultura, donde los cultivos ilícitos tienen un papel importante en varias AP; la explotación minera e hidrocarburífera; y la proliferación de asentamientos humanos. Todos estos se constituyen en fuentes directas e indirectas para la mayor proliferación de las quemas e incendios forestales dentro estas AP nacionales.
En todo caso, el común denominador en las AP de interés nacional es la presencia del fuego. Si bien existen diferencias importantes entre una y otra, durante el periodo analizado se quemaron más de 2.5 millones de ha en 19 de las 22 AP nacionales. El hecho de que la incidencia de quemas e incendios forestales se está agudizando y normalizando en las AP llama a mantener un estado de alerta constante. Esta situación convoca no sólo a exigir al Estado mejorar los procesos de control, manejo y fiscalización dentro de las AP, si no que también a agudizar la necesidad de generar una reflexión colectiva sobre la importancia de mantener estas AP como espacios de preservación del patrimonio, identidad y bienestar biocultural de los bolivianos.
Referencias
Cauthin, M. (2021a). Un cuestionado saneamiento que maquilla los cultivos de coca en Áreas Protegidas. Fundación Solón. Disponible en: https://fundacionsolon.org/2021/09/07/un-cuestionado-saneamiento-que-maquilla-los-cultivos-de-coca-en-areas-protegidas/
Campanini, O. (2021. Minería en áreas protegidas: El avance hacia el Madidi. Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB): Cochabamba – Bolivia. Disponible en: https://www.cedib.org/biblioteca/mineria_en_areas_protegidas_el_avance_hacia_el_madidi/
Campanini, J.; Villegas, P.; Jiménez, G., Gandarillas, M. Pérez, S. (2014). Los límites de las fronteras extractivas en Bolivia. El caso de la biodiversidad en el Aguaragüe. Centro de Documentación e Información – Bolivia (CEDIB), Observatorio de Multinacionales en América Latina (OMAL) – Paz con Dignidad. Disponible en: https://www.cedib.org/wp-content/uploads/2014/09/2014_informe_omal_no_12-2.pdf
CEDIB (2021). Contradicciones en la gestión de áreas protegidas: Cambios en planes de manejo y zonificaciones. Casos: Carrasco, Tunari y Tariquía. En: DOSSIER para documentar, reflexionar y debatir sobre Bolivia y el mundo. Centro de Documentación e Información Bolivia (CEDIB). LaLibre: Cochabamba – Bolivia. Disponible en: https://cedib.org/wp-content/uploads/2021/03/Dossier-AreasProtegidas-ULTIMO.pdf
FAN / WCS (2021). Incendios forestales en Bolivia-Análisis de impactos de los incendios forestales sobre los valores de conservación en Bolivia, 2020. Fundación Amigos de la Naturaleza FAN: Santa Cruz de la Sierra – Bolivia.
FCBC, SAVIA, WCS y HBN (2012). Plan de Manejo Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Otuquis 2013-2023. Elaborado por Fundación para la Conservación del Bosque Seco Chiquitano (FCBC), Asociación para la Conservación, Investigación de la Biodiversidad y el Desarrollo Sustentable (SAVIA), Wildlife Conservation Society (WCS) y Huellas, Bienestar y Naturaleza (HBN). Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA: Santa Cruz – Bolivia. Disponible en: https://www.fcbc.org.bo/wp-content/uploads/2021/07/PM-Otuquis.pdf
Fundación Tierra. (2019). Fuego en Santa Cruz: Balance de los incendios forestales 2019 y su relación con la tenencia de la tierra. Informe Especial. Fundación Tierra: La Paz – Bolivia.
GADSC (2020) Plan estratégico para la implementación del plan de recuperación de las áreas afectadas por los incendios en el departamento de Santa Cruz. Gobierno Autónomo Departamental de Santa Cruz (GADSC) – FAO – FAN – FCBC – PNUD.
Gonzales, L., Pinto, M. A., Aponte, M. A., et. Al. (2021). Impacto de incendios forestales en la biodiversidad del Bosque Seco Chiquitano. Informe Técnico. Proyecto Bases del conocimiento para la restauración. Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC). Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado. Santa Cruz – Bolivia. Disponible en: https://www.fcbc.org.bo/wp-content/uploads/2021/07/2021_ImpactoIncendios-en-la-biodiversidad.pdf
Jímenez, G. (15 de mayo de 2020). Parque Aguaragüe: zona de sacrificio ambiental que enriquece las arcas de Bolivia. Series Mongabay Latam. Disponible en: https://es.mongabay.com/2020/05/bolivia-parque-aguarague-zona-de-sacrificio-ambiental/
MMAyA (2021). Rendición pública de cuentas. Audiencia final gestión 2021. Viceministerio de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambios Climáticos, Gestión y Desarrollo Forestal. Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA). Disponible en: https://www.mmaya.gob.bo/wp-content/uploads/2022/01/Rediciondecuentas2021_opt.pdf
Mercado, J. (21 de septiembre de 2022). Dos carreteras amenazan de muerte al Madidi: Contiocap lanza las voces de alerta. Brújula Digital. Periodico Digital. Disponible en: https://brujuladigital.net/economia/dos-carreteras-amenazan-de-muerte-al-madidi-contiocap-lanza-las-voces-de-alerta
Rodríguez, A. (2014). Incendios y quemas en Bolivia, análisis histórico desde 2000 a 2013. Editorial Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN): Santa Cruz de la Sierra – Bolivia
Sernap (2020). Rendición pública de cuentas. Audiencia final gestión 2019. Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap): La Paz – Bolivia.
Sernap (2006a). Plan de Manejo Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi. Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap): La Paz – Bolivia. Disponible en: https://iicstur.files.wordpress.com/2013/04/pm_madidi_2006.pdf
Sernap (2006b). Plan de Manejo Área Natural de Manejo Integrado Apolobamba. Servicio Nacional de Áreas Protegidas (Sernap): La Paz – Bolivia. Disponible en: https://iicstur.files.wordpress.com/2013/04/pm_anmi_apolobamba.pdf
SIMB (2022). Quema e incendios forestales. Sistema de Información y Monitoreo de Bosques (SIMB). Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA). Datos recuperados el 18/10/2022. Disponible en: https://simb.siarh.gob.bo/simb/map_fires
[1] En el PN y ANMI Madidi existe, además, una importante presencia de cultivos ilegales de coca. Según el monitoreo de la Oficina contra las drogas y el delito de Naciones Unidas (UNODC) en 2020 se registraban 63 ha de cultivos de coca dentro del PN y ANMI Madidi. A esto se suma la presencia de laboratorios de cocaína y pistas de aterrizajes clandestinos asociados a estos cultivos ilícitos (Cauthin, 2021a).
[2] Para el 2020, por ejemplo, dentro del PN y ANMI Cotapata se registraban 55 ha de cultivos de coca ilegales (Cauthin, 2021a).
[3] Estos datos corresponden al Plan de Manejo del ANMI El Palmar del 2005.
Comparte esto:
Me gusta esto: