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Termoeléctricas: Sobreoferta de electricidad

00 GRAFICAS TUNUPA 110 termo-11Las centrales termoeléctricas que funcionan principalmente a gas natural han sido las que más han crecido en los últimos 13 años. Durante el gobierno de Evo Morales las termoeléctricas se duplicaron pasando de una potencia instalada de 926 MW en 2006 a 1.855 MW en 2018. El año 2019 pegaron un nuevo salto con la inauguración de tres plantas de ciclo combinado con una capacidad total de 1.000 MW, lo que eleva la potencia instalada termoeléctrica a 2.855 MW en el Sistema Integrado Nacional (SIN)

00 GRAFICAS TUNUPA 110 termo-1300 GRAFICAS TUNUPA 110 termo-12El 91 % de la potencia instalada de las termoeléctricas está conectada al SIN (2.600,8 MW) y el otro 9% (254 MW) se encuentra en los sistemas aislados y los autoproductores. Las termoeléctricas conectadas al SIN funcionan a gas natural con la excepción de la central de Moxos y algunas turbinas de la central de Aranjuez.

En cambio el consumo de diesel se da sobre todo en las termoeléctricas de los Sistemas Aislados (CRE R.L., ENDE del Beni, CER, El Sena Guayaramerín, Cobija, Rosario del Yata y Cachuela Esperanza).

00 GRAFICAS TUNUPA 110 termo-14En Bolivia las termoeléctricas han proliferado porque su costo de instalación es más bajo que el de una hidroeléctrica y porque su combustible está subvencionado. El millar de pies cúbicos (MMPC) de gas natural lo pagan a 1,3 dólares americanos mientras el precio de exportación de esa misma cantidad está en alrededor de 6 dólares americanos.

Tres nuevas termoeléctricas de ciclo combinado

En los últimos años el gobierno de Evo Morales apostó por termoeléctricas de ciclo combinado que cuentan con turbinas a gas y turbinas a vapor para aprovechar los gases calientes que salen de las turbinas a gas.

El 2019 se inauguraron tres termoeléctricas de ciclo combinado conectadas al SIN por un total de 1.000 MW. La termoeléctrica de Entre Ríos ubicada en el departamento de Cochabamba era una termoeléctrica convencional con 104 MW de potencia a la que se le adicionaron 360 MW instalando 6 turbinas a gas y 3 turbinas a vapor. La termoeléctrica del Sur del departamento de Tarija vio incrementar su potencia de 160 MW con 320 MW adicionales provenientes de 4 turbinas a gas y 4 turbinas a vapor. Igualmente la termoeléctrica de Warnes, ubicada en el departamento de Santa Cruz, recibió un incremento de 320 MW a sus 200 MW originales con 4 turbinas a gas y 4 turbinas a vapor.

La inversión de estas 3 termoeléctricas de ciclo combinado fue de 1.395 millones de dólares según la memoria de ENDE del 2018. El costo de inversión por MW de las mismas está entre 1,28 y 1,46 millones de dólares. El financiamiento provino del Banco Central de Bolivia (BCB) y el ejecutor fue el consorcio Siemens – TSK.

00 GRAFICAS TUNUPA 110 termo-15haga click en la imagen para verla en pantalla completa

Termoeléctricas en los Sistemas Aislados y auto productores

Las termoeléctricas que funcionan a gas natural y diesel representan casi la totalidad de la potencia instalada en los sistemas aislados y un poco menos de la mitad en los auto productores. La otra mitad de la potencia instalada en los auto productores está constituida sobre todo por plantas de biomasa.

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Un futuro complicado

Las termoeléctricas enfrentan un futuro complejo. Por un lado, son las centrales eléctricas que más han crecido en los últimos años llegando el 2019 al 73,3% de la potencia instalada en el SIN.

00 GRAFICAS TUNUPA 110 termo-17Las actuales termoeléctricas por si solas podrían satisfacer toda la demanda interna del país hasta más allá del 2025, pero ello no es viable ni rentable porque el gas natural que consumen está subvencionado y las reservas de gas natural están en declive. El monto total de la subvención aumenta en la medida en que sube el precio del gas natural para exportación. El gas natural que consumen las termoeléctricas podría ser exportado a cuatro o cinco veces el precio que pagan las termoeléctricas en el país.

Lo ideal hubiera sido que la participación de las termoeléctricas en Bolivia hubiera ido disminuyendo a favor de las eólicas, solares e hidroeléctricas de pasada para así reducir el subsidio que de hecho se les otorga al venderles un gas natural a 1,3 dólares MMPC cuando el precio de exportación está en 6 dólares MMPC.

Actualmente se tiene una sobredosis de termoeléctricas y no se ha firmado ningún contrato de exportación. La única iniciativa real es la posible exportación de 120 MW de potencia a Tartagal, Argentina. Este emprendimiento que, apenas cubriría una decima parte de la sobre oferta de las termoeléctricas, ha sido realizado de manera irregular por la desesperación de exportar aunque sea algo de electricidad para que no se desplome totalmente el discurso de Bolivia corazón energético de Sudamérica.

Las líneas de transmisión en territorio argentino han sido construidas y financiadas por Bolivia sin que exista un contrato a largo plazo. Lo correcto hubiera sido que hubiera primero un contrato y que las líneas de transmisión corran a cuenta de la Argentina. Sin embargo, ese no ha sido el caso y Bolivia, desesperada por exportar sus excedentes de electricidad, ha puesto la inversión para las líneas de transmisión antes que hubiera un contrato a largo plazo de compra de electricidad a un precio que esté por encima de sus costos reales de generación.

La gran incógnita de las termoeléctricas es a qué precio por MWh exportarán su energía. Para ser efectivamente rentables y no subvencionar al vecino país, sus costos de generación eléctrica no deben incluir ningún tipo de subvención al gas natural para la exportación. No se han hecho públicos estudios que muestre que sin subsidios las termoeléctricas de Bolivia tendrían precios competitivos de exportación.

El otro tema es que la exportación para ser beneficiosa debe ser sostenida en el tiempo y no sólo en momentos de mayor demanda en el vecino país (por ejemplo durante el invierno). Los contratos de exportación deberían ser a largo plazo asegurando un ingreso anual a un precio que genere utilidades reales. Exportar ocasionalmente es transformarse en una suerte de vendedor ambulante en deterioró de la economía boliviana y de las inversiones que se han hecho en ese sector.

A ello se suma otra complicación: la constante devaluación del dólar en los países vecinos que hace más difícil el establecimiento de contratos indexados de alguna manera al dólar para poder recuperar las inversiones realizadas en las centrales eléctricas.

El crecimiento vertiginoso de las termoeléctricas, sin que hubiera una demanda interna pujante en Bolivia y sin que antes se hubieran consolidado mercados de exportación, hace que estas puedan convertirse en elefantes blancos condenados a funcionar muy por debajo de su capacidad instalada.

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