La potencia instalada hidroeléctrica se mantuvo estancada entre 2006 y 2016 durante el gobierno de Evo Morales. El año 2006 la potencia instalada hidroeléctrica conectada al Sistema Integrado Nacional (SIN) era de 476 MW y el 2016 apenas subió a 493 MW. A partir del 2017 recién empezó un incremento del sector hidroeléctrico con la entrada en funcionamiento de Misicuni, San Jose I, el aumento de la capacidad de Corani y San Jose II. En los últimos 3 años la potencia instalada hidroeléctrica se incrementó en un 52%.
Las nuevas centrales hidroeléctricas en operación
Después de muchos años y varios retrasos Misicuni entró en operación en septiembre del 2017. Su potencia instalada es de 120 MW sin embargo el 2019 el Comité Nacional de Despacho de Carga (CNDC) estima que su generación eléctrica es de sólo 114 GWh lo que significa que opera al 10% de su capacidad instalada. Misicuni, que se encuentra dentro del Parque Nacional Tunari, fue financiada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Tesoro General de la Nación (TGN). El costo de inversión por MW tomando en cuenta sólo la inversión para el embalse y la central hidroeléctrica es de 2,57 millones de dólares por MW. Misicuni es una de las hidroeléctricas más caras y que menos energía eléctrica genera.
San José fase I y fase II añadieron al SIN una potencia instalada de 124 MW. San José I que entró en funcionamiento a principios del 2018 estaría funcionando al 73% de su capacidad, mientras San Jose II que recién empezó a operar a mediados del 2019 tendría por el momento un factor de planta del 38%. El costo de inversión por MW de San Jose I está en 2,52 millones de dólares por MW y de San José II en 2,14 millones de dólares. La inversión total de 287 millones de dólares fue financiada por el BCB y la CAF. La principal empresa constructora del proyecto fue Sinohydro de la China.
El otro incremento de potencia instalada hidroeléctrica en los últimos años se dio a través de la ampliación de la hidroeléctrica de Corani con 15,7 MW adicionales de potencia instalada y una inversión de 8,9 millones de dólares.
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Hidroeléctricas en construcción
Actualmente existen tres proyectos hidroeléctricos en construcción: Ivirizú (290,2 MW) ubicado en Cochabamba, Miguillas (203 MW) en La Paz, y El Cóndor (1,47 MW) en Potosí. Los tres proyectos inyectarán al SIN un total de 494,67 MW y tendrán un costo total de 1.008 millones de dólares.
Ivirizú consta de dos centrales hidroeléctricas (Sehuencas y Juntas) que se están construyendo con financiamiento del Banco Central de Bolivia (BCB) Hidroeléctricas en construcción y están a cargo de la empresa Sinohydro de China. Miguillas tendrá dos centrales hidroeléctricas en cascada: Umapalca con una potencia instalada de 85 MW y Palillada con 118 MW. ENDE Corani está a cargo del proyecto Miguillas luego de la rescisión del contrato con la empresa española Corsán Corviam. El Cóndor es una pequeña hidroeléctrica en Potosí que cuenta con el financiamiento de Kreditanstalt Für Wiedderaifbau (KfW) y recursos propios del país.
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Los planes de nuevas hidroeléctricas
El gobierno de Evo Morales tenía el plan de construir otras 30 hidroeléctricas. Algunas eran grandes proyectos que vienen del siglo pasado y otras son hidroeléctricas de mediana escala. Así mismo, están en curso los estudios de aprovechamiento de las cuencas del Amazonas (ríos Abuná, Beni y Mamoré principalmente) y del Plata (ríos Pilcomayo y Bermejo principalmente).
Las Mega hidroeléctricas
Las mega hidroeléctricas eran el centro del proyecto del gobierno de Evo Morales de convertir a Bolivia en exportador de electricidad. Existían cuatro principales megaproyectos: 1) Chepete y El Bala en el río Beni; 2) siete hidroeléctricas en el Río Grande (Santa Cruz – Chuquisaca) de las cuáles Rositas era la primera en construirse y las otras eran: Seripona, Las Juntas, Ocampo, Peña Blanca, Cañahuecal y La Pesca; 3) la hidroeléctrica binacional en el río Madera entre Bolivia y Brasil; y 4) Cachuela Esperanza, casi en la desembocadura del río Beni. En conjunto estos proyectos producirían 6.740 MW de energía para exportación.
De todos estos proyectos, solo la hidroeléctrica Rositas tiene un ofrecimiento de financiamiento por parte del Banco de China Eximbank y un contrato de construcción a cargo de la Asociación Accidental Rositas (AAR), compuesta por las empresas chinas Three Gorges Corporation y China International Water & Electric, que tienen como socia local a la empresa Reedco Srl. de Cochabamba. El Chepete y El Bala, así como Cachuela Esperanza, no tienen estudios a diseño final ni financiamiento, y la hidroeléctrica Binacional está en una fase de estudios de inventario del rio Madera y sus afluentes a cargo de la empresa WorleyParsons Engenharia Ltda. La hidroeléctrica binacional produciría un total 3.000 MW de los cuales 1.500 MW pertenecerían a Bolivia y la otra mitad al Brasil. Cuatro de estas hidroeléctricas tendrían una inversión total de 11.795 millones de dólares sin tomar en cuenta sus respectivas líneas de transmisión. Esta cifra es superior a la actual deuda externa de Bolivia.
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El área total inundada por los embalses de cuatro de estas mega hidroeléctricas sería de 1.910 km2. La deforestación y la descomposición de la biomasa inundada provocaría importantes gases de efecto invernadero (GEI). Al mismo tiempo, el impacto de las obras como caminos de acceso, movimiento de tierra, campamentos, casas de máquinas y las represas afectarían a siete áreas protegidas biodiversas como el Parque Iñao, Área Natural Río Grande – Valles Cruceños, Área Parabanó, Parque Madidi. Reserva de la Biosfera Pilón Lajas, Área Protegida Lago San José, Reserva de Vida Silvestre Bruno Racua.
Las mega hidroeléctricas afectarían a territorios y comunidades de los pueblos indígenas Mosetenes, Lecos, Tacanas, Tchimanes, Uchupiamonas, Esse Ejja, Guaraníes y Chacobos. Según la Ficha Ambiental del Chepete casi la mitad del territorio Mosetén que limita con el Pilón Lajas quedaría bajo el agua.
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Las demás hidroeléctricas
Según datos de ENDE existirían en cartera otros 13 proyectos de hidroeléctricas en el resto del país que tendrían de conjunto una potencia instalada de 1.764 MW.
Estos proyectos son Banda azul, Juntas Corani, Ambrosía, Molineros, Madera, Aguas Calientes II Arenales, Carrizal, Huacata, Oquitas, Chayanta, Incahuasi, Cambarí y Muñecas. Hasta el momento, la información de ENDE indica que nueve proyectos contarían con financiamiento proveniente de recursos propios del país, dos serían financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y uno por el Banco para el Desarrollo de América Latina (CAF).
Las hidroeléctricas que se construirán abarcan las zonas de los valles, yungas y el chaco. Banda Azul, Juntas Corani, Ambrosía, Icona se ubicarán en Cochabamba y se construirían en el río Paracti. La hidroeléctrica Molineros se haría en la cuenca del río Caine, entre Cochabamba (Mizque) y Potosí. La hidroeléctrica Huacata se construiría en los ríos Casa Cancha y Huacata (trasvase de la cuenca del río Pilcomayo a la cuenca del río Guadalquivir) en Tarija. Cambarí también se realizaría en Tarija, en la cuenca del río Tarija, afluente principal del río Bermejo. En ese mismo departamento se haría la hidroeléctrica Carrizal, que se construiría sobre el río Camblaya, entre los departamentos de Tarija y Chuquisaca, abarcando los municipios de Culpina, Villa Abecia, Tomayapo (El Puente) y Villa San Lorenzo. La hidroeléctrica Aguas Calientes II Arenales e Incahuasi se harían en Chuquisaca. La hidroeléctrica Muñecas se construiría sobre el río Coroico en La Paz. Y Oquitas sería una hidroeléctrica sobre el río Parapetí según datos de ENDE.
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Sobredosis extrema
Cuando se terminen de construir las hidroeléctricas de Ivirizu, Miguillas y el Condor la potencia instalada hidroeléctrica pasará de 493 MW en el 2016 a 1.247 MW en el año 2021. Esto significa un incremento de más del doble. Sin embargo, a nivel de generación eléctrica el aporte de las hidroeléctricas puede ser menor dependiendo de las lluvias, de su ubicación y diseño. Entre los años 2006 y 2015 con una potencia instalada de aproximadamente 490 MW se generaron anualmente 2.300 GWh, mientras el 2018 con casi 690 MW de potencia instalada (40% de incremento) se registro una generación de 2.605 GWh (13% de incremento) según la Autoridad de Electricidad. Es de señalar que en un año de pocas lluvias como fue el 2016 la generación de hidroeléctricas bajó a 1.715 GWh y que hidroeléctricas como Misicuni tuvieron en el 2019 un factor de planta de sólo un 10%.
Las nuevas hidroeléctricas en proceso de construcción demandaran una inversión superior a los 1.000 millones de dólares y su costo de inversión promedio por MW
está entre los 2 y los 2,5 millones de dólares por MW. Los estudios de factibilidad económica y de evaluación de impacto ambiental de estas hidroeléctricas no son públicos.
Es de destacar el involucramiento de empresas chinas en la construcción de hidroeléctricas en Bolivia. Este es el caso de la empresa china Sinohydro en la construcción de San José I y II e Ivirizu. Estas centrales son construidas por empresas china pero no cuentan con créditos o financiamiento de la China. Estas hidroeléctricas están siendo financiadas por Bolivia y un crédito de la CAF.
Las hidroeléctricas no son en si malas o buenas. Todo depende de su tamaño, de su ubicación, de su costo, de su rentabilidad y de sus impactos sociales y ambientales. Pequeñas hidroeléctricas de pasada son consideradas en general como energía renovable, en cambio mega hidroeléctricas no son fuentes de energía renovable por sus múltiples impactos. Bajo ciertos parámetros pequeñas y hasta medianas hidroeléctricas pueden ser necesarias dependiendo siempre de cada caso concreto, pero avanzar hacia mega proyectos hidroeléctricos de alto impacto es un suicidio en términos ambientales, sociales y económicos.
Un plan coherente hubiera sido remplazar paulatinamente las termoeléctricas que funcionan a gas natural subvencionado por hidroeléctricas de bajo impacto y plantas eólicas y solares. Sin embargo, como hemos visto, el gobierno de Evo Morales ha casi duplicado la generación termoeléctrica y al mismo tiempo ha abrazado un plan de exportar electricidad a partir de mega hidroeléctricas. Si se concretarán estas mega hidroeléctricas tendríamos una sobredosis extrema de electricidad, sin contar previamente con contratos de exportación rentables y a largo plazo, además de todos los impactos ambientales, sociales y el colosal endeudamiento externo.
Pretender avanzar en la construcción de mega hidroeléctricas para exportar electricidad a los países vecinos es a todas luces una pesadilla por sus impactos ambientales, sociales, sus elevados costos y el endeudamiento que provocarían sin contar con un mercado asegurado. Es fundamental transparentar toda la información sobre estos mega proyectos para promover un debate nacional al respecto. Si se impone la racionalidad estos proyectos se abandonaran definitivamente; sin embargo, existen intereses de sectores empresariales que sólo ven oportunidades de ganancia en la construcción de
estas mega hidroeléctricas como se puede apreciar en el caso de Rositas.
(1) Adjudicado según resolución de ENDE Corporación RPCD N°ENDE-RES-GDEE-7/3-17, que autoriza la Contratación Directa Sin Proceso Previo (CDSPP) del proceso CDSPP-ENDE-2017-039 Ingeniería, suministro y
construcción, montaje, pruebas y puesta en marcha del “proyecto hidroeléctrico Miguillas”.
(3) Empresa Nacional de Electricidad (ENDE), en: http://plataformaenergetica.org/sites/default/files/proyecto_cachuela.pdf, revisado 25/01/19.
(4) Bank Information Center. 2010. “Río Madeira Complex”, en: https://plataformaenergetica.org/sites/default/files/sintesis_2011.pdf, revisado 25/01/19. Costa A.; Vibian C; et al. 2015. Brasil y sus intereses en la construcción de
Cachuela Esperanza, Bolivia, en: Polis http://polis.revues.org/10399, revisado 25/01/19.
(5) Costa A.; Vibian C; et al. 2015. Brasil y sus intereses en la construcción de Cachuela Esperanza, Bolivia, en: Polis http://polis.revues.org/10399, revisado 25/01/19. Laats, 2010. El Dilema Amazónico. La construcción de Mega-represas en el Río Madera, 2010.
(6) Justiniano, 2011.
fundacionsolon.org 
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