Deforestación e incendios Naturaleza

Un panorama desalentador para el país

El monitoreo de focos de calor a partir de la base de datos proporcionado por el SIMB nos revela un aumento importante de la incidencia de los mismos año tras año. Las cifras de 2021 en particular son por demás alarmantes. Los primeros seis meses de 2021 acumularon una cantidad de focos de calor mucho mayor a lo registrado en los primeros seis meses de las gestiones 2010 a 2020; igualmente el mes de junio de 2021 rompió el récord histórico, registrando la mayor cantidad de focos de calor de la última década durante ese mes.

Los registros de focos de calor durante el periodo analizado nos alertan de un posible nuevo escenario de quemas e incendios forestales para este año, así como un posible nuevo ecocidio. Sin embargo, y a pesar de la contundencia de los datos sobre el comportamiento histórico de los focos de calor y las proyecciones climatológicas, la ABT decidió prolongar la autorización y ejecución de quemas controladas de desmontes y quema de pastizales hasta el 31 de julio. Las consecuencias de esta decisión ya se dejan evidenciar [10].

Desde luego, la decisión inicial de la ABT de paralizar todo permiso de quema a partir del 1 de julio no iba a frenar por completo las quemas que se realizan en el país; no obstante, era un paso significativo de tratar de gestionar preventivamente las quemas. La RA 104/2021 va sin duda a contramano del contexto actual. Con esta resolución, la ABT no solo da marcha atrás a una decisión previamente consensuada -en un acto que al final de cuentas alienta aún más las quemas legales e ilegales- sino que sienta un precedente en el país de que cualquier resolución tomada en beneficio de todos puede ser modificada en favor de unos cuantos.

Los próximos meses son críticos para el país. El promedio histórico señala que la mayor ocurrencia de focos de calor se genera entre los meses de agosto a octubre de cada año. De seguir la tendencia actual, se puede esperar que en los siguientes meses se produzca un incremento significativo de los focos de calor en todo el país.

Estamos frente a un revés histórico importante, donde tanto el gobierno como la sociedad boliviana en su conjunto parecerían sufrir de una miopía colectiva. En lugar de rectificar sobre los hechos del pasado, adecuar las prácticas agropecuarias y procurar un mejor equilibrio entre la relación sociedad-naturaleza para garantizar un futuro en conjunto, Bolivia se adentra de lleno y por tercera vez consecutiva a un nuevo ecocidio.


[10] De acuerdo al SIMB (fecha de consulta 26/07/2021), los focos de calor registrados desde el 01 al 25 de julio ya suman 27.918 focos, el registro más alto en comparación a los meses de julio de las gestiones 2010 al 2020. Solo superado por julio de 2016, cuando se registraron 42.898 focos de calor.

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