Economía

1.8. Condiciones para el desarrollo 3: El Mar del Sur de China

Además del desarrollo de un modelo productivo basado en la explotación extensiva e intensiva de la mano de obra, y con un alto impacto sobre el medio ambiente, el desarrollo actual de China tiene otro componente fundamental de su crecimiento, que expusimos brevemente a la luz de la iniciativa del Cinturón Económico y Ruta de la Seda, es su vocación expansionista. Esta vocación es contradictoria con su discurso hacia afuera, en el que China afirma que promueve el multilaterialismo y la horizontalidad, mientras que en la práctica lleva a cabo acciones que son claramente expansionistas.

Al igual que las dos temáticas que expusimos antes, la expansión de China conlleva a impactos de orden social y ambiental. Otro aspecto que es interesante notar es que la iniciativa del Cinturón Económico y Ruta de la Seda marca un punto de inflexión en la política exterior de China. Si bien a partir de los años 80 del siglo XX, China se abre al mercado global, no es hasta el siglo XXI que asume una postura propiamente expansionista, con el objetivo de dirigir la mayor parte de los flujos comerciales y de capital hacia su territorio, a partir de ampliar su influencia regional, continental y global.

A pesar de los intentos de China por promover la imagen de una diplomacia no-hegemonista, los reclamos territoriales que lleva a cabo sobre el mar del Sur de China y sobre Taiwán son, en la actualidad, los escenarios que mejor ejemplifican la vocación expansionista de China. En lo que respecta el mar del Sur de China, como señalamos antes, se trata de una zona estratégica tanto en términos comerciales (30% del comercio global circula por estas aguas) como por su riqueza en recursos naturales (gas, petróleo y recursos piscícolas). Por ello es que China ha emprendido una campaña abiertamente expansionista de ocupación militar de estas aguas.

Debido al carácter tan estratégico de esta región, China emprendió la construcción de bases militares en islas artificiales, a lo largo del mar del sur y este de China. De hecho, según el portal Vox, China reclama en la actualidad el control total del mar del sur, en detrimento de los demás países de la región, incluso haciendo alusión al control imperial que ejercía sobre estas aguas, en el siglo XV. Para el reclamo sobre el control de las aguas de esta región trazó una línea de control sobre estos mares, que luego fue contradicha por la Convención de la Ley de los Mares de 1975 (Bautista y Arugay, 2017).

En este mar, además, se halla un archipiélago conocido como las islas espatuladas, cuya posesión, disputada por los países de la región, implicaría un control objetivo sobre este mar. Por ello es que, a modo de sentar presencia en esta región, China emprendió la construcción acelerada de estas islas artificiales. Estas acciones han deteriorado principalmente las relaciones con Filipinas, Malasia y Brunei, pero también con cualquier otra potencia que pretenda sentar presencia militar naval en estas aguas, como Estados Unidos, el Reino Unido y Australia.

De la misma manera, el reclamo de soberanía sobre Taiwán se ha convertido en un tema cada vez más recurrente en la diplomacia China. Este reclamo ha sido apoyado, no sólo a partir de una campaña internacional por aislar diplomáticamente a Taiwán, que hasta finales del siglo XX ocupaba el lugar de China, sino también a partir de demostraciones militares recurrentes en los mares que separan la isla de China. Este tema ha sido también pretexto para una escalada de provocaciones por parte de Estados Unidos, que continúa saliendo en defensa de su aliado. El 12 de junio de 2018, por ejemplo, Estados Unidos reabrió su embajada de facto en Taiwán, en respuesta a los recurrentes ejercicios militares de China.

Los tres ejemplos de condiciones que permitieron el desarrollo de China, a saber, explotación laboral, economía industrial de alto impacto sobre el medio ambiente, y una geopolítica cada vez más expansionista, sirven para comprender de manera no idealizada la expansión de esta potencia. China es un ejemplo más de cuáles son los fundamentos históricos y actuales del capitalismo global. El problema se halla en la repetición de estos patrones en la actualidad, sobre todo en la medida que afectan al desarrollo económico de otras regiones. En este marco, en el siguiente capítulo nos ocupamos de analizar la relación de China con Latinoamérica y en qué medida la expansión comercial de China afecta a esta región.

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