Entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre se llevó a cabo en Glasgow, Escocia la 26ª Conferencia de las Partes (COP26) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Durante la Conferencia, el presidente Luis Arce declaró enérgicamente que para abordar el cambio climático es necesario “cambiar el modelo de civilización y avanzar hacia un modelo alternativo al capitalismo”[1] y que Bolivia “como país no contaminante” es quizás “el único país que pone de relevancia la sabiduría de los pueblos indígenas y reivindica el Vivir Bien en armonía con la #Pachamama para combatir a la crisis climática”.[2]
La posición de Bolivia en la COP26 fue una clara manifestación de las contradicciones discursivas entre lo que se presenta en las esferas internacional y las practicas económicas nacionales. Así pues, mientras el presidente Arce daba sus discursos en la COP26, el país sufría el efecto de los fuegos producto de los chequeos descontrolados y avivados por las altas temperaturas y las sequias[3].
Solo durante el mes de octubre se registraron 99.905 focos de calor, el segundo registro más alto de los últimos diez años, superado solo por octubre de 2020 cuando la cifra alcanzó los 122.738 focos de calor, según los datos del Sistema de Información y Monitoreo de Bosques (SIMB) del Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MAAyA).
¿Quiénes están provocando estos fuegos? Según un reporte preliminar emitido el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), el 83% la superficie quemada en predios titulados en el departamento de Santa Cruz hasta el 14 de agosto de este año corresponde a propiedades empresariales.[4] Por otro lado, un reporte presentado por el Director Nacional Ejecutivo de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) señalaba que el tipo de propiedad con mayor superficie quemada era la ganadera, concentrando el 67% de toda la superficie quemada en propiedades agrícolas.[5]
¿En qué medida permitir las quemas para ampliar la frontera agropecuaria para que grandes empresarios ganaderos que procuran capitalizar sus ganancias exportando carne a mercados globales como la China está de acorde con sabiduría de los pueblos indígenas y en armonía con la Pachamama? En el Plan Nacional de desarrollo Económico Social 2021-2025 recientemente aprobado, el gobierno de Luis Arce Catacora se propone pasar de 10,1 millones de cabezas de ganado bovino a 18,3 millones de cabeza de ganado. ¿Cuál será el impacto de este incremento de cabezas de ganado sobre la deforestación?
Los más de 361 mil focos de calor contabilizados en lo que va del año se traducen en unas 3.086.658 hectáreas quemadas (hasta el 24 de octubre) en todo el territorio nacional – unas 950 mil hectáreas menos que las registradas hasta octubre en 2020. De estas hectáreas quemadas, 69% se dieron en pastizales y un 31% en bosques, según datos otorgados por el Director Nacional Ejecutivo de la ABT. [6]
Casi la mitad (el 44 %) de los focos de calor registrados durante el mes de octubre se dieron en áreas con cobertura boscosa. Siendo el bosque chiquitano (21.396 focos de calor) y en segundo lugar el bosque amazónico (13.313 focos de calor) los que mayor registro de focos de calor tuvieron; seguidos luego por el bosque de llanuras inundables y el bosque chaqueño. En las Áreas Protegidas se registraron 7.576 focos de calor, siendo San Matías, Isiboro Securé, Noel Kempff Mercado y el Madidi las más afectados.
La deforestación y quema de los bosques son uno de los principales factores que contribuyen al cambio climático. Según estimaciones recientes, hasta un 23% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero provienen de la deforestación y degradación de los bosques causadas por la agricultura, silvicultura y ganadería.[7] Un informe presentado recientemente por BASE Investigaciones Sociales resalta que en Latinoamérica en general la deforestación y modificación del uso del suelo por actividades extractivas ganaderas y agrícolas son las principales causantes de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero en la región.[8]
Bolivia tiene un aporte importante en este aspecto. Solo en 2019, por ejemplo, los incendios forestales registrados en Bolivia emitieron unas 159 megatoneladas de CO2, el 15% del total de emisiones en Sudamérica durante ese año.[9] En síntesis Bolivia es un país contaminante que contamina mucho menos que las grandes potencias, pero que en relación al tamaño de su población y economía tiene indicadores muy preocupantes.
Durante la COP26 el presidente Arce resaltó el interés del gobierno boliviano de conservar el bosque amazónico y su manejo sustentable en beneficio de las comunidades locales y pueblos indígenas, destacando la importancia de la Amazonía para el “equilibrio climático mundial”. Ello en el marco de acceder a un fondo de acción climática proporcionada por la fundación del magnate Jeff Bezos.[10]
Las declaraciones del presidente a favor de los bosques se daban cuando aún se desarrollaban incendios in la Amazonía boliviana, principalmente en el Parque Nacional Madidi y en la Reserva de la Biosfera Pilón Lajas.[11] A ello se suma también la Resolución Administrativa No 183/2021 recientemente aprobada por la ABT que determinó un nuevo calendario de quemas para un departamento, una provincia y dos municipios en la región amazónica.[12]
Asimismo, en el 2020 la Amazonía boliviana tuvo el registro de la mayor pérdida de bosque primario, superando las 240.000 hectáreas, haciendo de Bolivia el segundo país con la mayor pérdida de bosque primario amazónico, solo superado por Brasil. Mientras que, a nivel global, Bolivia se posicionaba en el tercer lugar de la lista de países con la mayor pérdida de bosques primarios tropicales.[13]
¿En qué medida son veraces las declaraciones del gobierno con la realidad de los bosques nacionales? ¿Por qué, por un lado, se afirma que se quiere conservar la Amazonía, pero, por el otro lado, se sigue fomentando el avance de la frontera agropecuaria y no se suscriben a acuerdos básicos de conservación?
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicado a principios de agosto es contundente: el mundo se direcciona inequívocamente al colapso climático, y pese a lo que se logre en el corto plazo en las negociaciones climáticas, el planeta pasará el umbral de 1.5 a 2 C° en el incremento de la temperatura.
Para afrontar la crisis climática es necesario dejar de lado los discursos politizados y vacíos de contenido. El planeta ya no puede soportar más estas incongruencias. Es hora de tomar acciones urgentes para afrontar la crisis climática. Solo con una aproximación certera, sincera y objetiva se podrá apuntar a reformas estructurales que se aproximen a abordar certeramente la crisis climática.
Por Guillermo Villalobos M.
Entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre se llevó a cabo en Glasgow, Escocia la 26ª Conferencia de las Partes (COP26) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Durante la Conferencia, el presidente Luis Arce declaró enérgicamente que para abordar el cambio climático es necesario “cambiar el modelo de civilización y avanzar hacia un modelo alternativo al capitalismo”[1] y que Bolivia “como país no contaminante” es quizás “el único país que pone de relevancia la sabiduría de los pueblos indígenas y reivindica el Vivir Bien en armonía con la #Pachamama para combatir a la crisis climática”.[2]
La posición de Bolivia en la COP26 fue una clara manifestación de las contradicciones discursivas entre lo que se presenta en las esferas internacional y las practicas económicas nacionales. Así pues, mientras el presidente Arce daba sus discursos en la COP26, el país sufría el efecto de los fuegos producto de los chequeos descontrolados y avivados por las altas temperaturas y las sequias[3].
Solo durante el mes de octubre se registraron 99.905 focos de calor, el segundo registro más alto de los últimos diez años, superado solo por octubre de 2020 cuando la cifra alcanzó los 122.738 focos de calor, según los datos del Sistema de Información y Monitoreo de Bosques (SIMB) del Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MAAyA).
¿Quiénes están provocando estos fuegos? Según un reporte preliminar emitido el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), el 83% la superficie quemada en predios titulados en el departamento de Santa Cruz hasta el 14 de agosto de este año corresponde a propiedades empresariales.[4] Por otro lado, un reporte presentado por el Director Nacional Ejecutivo de la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierra (ABT) señalaba que el tipo de propiedad con mayor superficie quemada era la ganadera, concentrando el 67% de toda la superficie quemada en propiedades agrícolas.[5]
¿En qué medida permitir las quemas para ampliar la frontera agropecuaria para que grandes empresarios ganaderos que procuran capitalizar sus ganancias exportando carne a mercados globales como la China está de acorde con sabiduría de los pueblos indígenas y en armonía con la Pachamama? En el Plan Nacional de desarrollo Económico Social 2021-2025 recientemente aprobado, el gobierno de Luis Arce Catacora se propone pasar de 10,1 millones de cabezas de ganado bovino a 18,3 millones de cabeza de ganado. ¿Cuál será el impacto de este incremento de cabezas de ganado sobre la deforestación?
Los más de 361 mil focos de calor contabilizados en lo que va del año se traducen en unas 3.086.658 hectáreas quemadas (hasta el 24 de octubre) en todo el territorio nacional – unas 950 mil hectáreas menos que las registradas hasta octubre en 2020. De estas hectáreas quemadas, 69% se dieron en pastizales y un 31% en bosques, según datos otorgados por el Director Nacional Ejecutivo de la ABT. [6]
Casi la mitad (el 44 %) de los focos de calor registrados durante el mes de octubre se dieron en áreas con cobertura boscosa. Siendo el bosque chiquitano (21.396 focos de calor) y en segundo lugar el bosque amazónico (13.313 focos de calor) los que mayor registro de focos de calor tuvieron; seguidos luego por el bosque de llanuras inundables y el bosque chaqueño. En las Áreas Protegidas se registraron 7.576 focos de calor, siendo San Matías, Isiboro Securé, Noel Kempff Mercado y el Madidi las más afectados.
La deforestación y quema de los bosques son uno de los principales factores que contribuyen al cambio climático. Según estimaciones recientes, hasta un 23% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero provienen de la deforestación y degradación de los bosques causadas por la agricultura, silvicultura y ganadería.[7] Un informe presentado recientemente por BASE Investigaciones Sociales resalta que en Latinoamérica en general la deforestación y modificación del uso del suelo por actividades extractivas ganaderas y agrícolas son las principales causantes de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero en la región.[8]
Bolivia tiene un aporte importante en este aspecto. Solo en 2019, por ejemplo, los incendios forestales registrados en Bolivia emitieron unas 159 megatoneladas de CO2, el 15% del total de emisiones en Sudamérica durante ese año.[9] En síntesis Bolivia es un país contaminante que contamina mucho menos que las grandes potencias, pero que en relación al tamaño de su población y economía tiene indicadores muy preocupantes.
Durante la COP26 el presidente Arce resaltó el interés del gobierno boliviano de conservar el bosque amazónico y su manejo sustentable en beneficio de las comunidades locales y pueblos indígenas, destacando la importancia de la Amazonía para el “equilibrio climático mundial”. Ello en el marco de acceder a un fondo de acción climática proporcionada por la fundación del magnate Jeff Bezos.[10]
Las declaraciones del presidente a favor de los bosques se daban cuando aún se desarrollaban incendios in la Amazonía boliviana, principalmente en el Parque Nacional Madidi y en la Reserva de la Biosfera Pilón Lajas.[11] A ello se suma también la Resolución Administrativa No 183/2021 recientemente aprobada por la ABT que determinó un nuevo calendario de quemas para un departamento, una provincia y dos municipios en la región amazónica.[12]
Asimismo, en el 2020 la Amazonía boliviana tuvo el registro de la mayor pérdida de bosque primario, superando las 240.000 hectáreas, haciendo de Bolivia el segundo país con la mayor pérdida de bosque primario amazónico, solo superado por Brasil. Mientras que, a nivel global, Bolivia se posicionaba en el tercer lugar de la lista de países con la mayor pérdida de bosques primarios tropicales.[13]
¿En qué medida son veraces las declaraciones del gobierno con la realidad de los bosques nacionales? ¿Por qué, por un lado, se afirma que se quiere conservar la Amazonía, pero, por el otro lado, se sigue fomentando el avance de la frontera agropecuaria y no se suscriben a acuerdos básicos de conservación?
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicado a principios de agosto es contundente: el mundo se direcciona inequívocamente al colapso climático, y pese a lo que se logre en el corto plazo en las negociaciones climáticas, el planeta pasará el umbral de 1.5 a 2 C° en el incremento de la temperatura.
Para afrontar la crisis climática es necesario dejar de lado los discursos politizados y vacíos de contenido. El planeta ya no puede soportar más estas incongruencias. Es hora de tomar acciones urgentes para afrontar la crisis climática. Solo con una aproximación certera, sincera y objetiva se podrá apuntar a reformas estructurales que se aproximen a abordar certeramente la crisis climática.
[1] https://twitter.com/LuchoXBolivia/status/1455221025340366858
[2] https://twitter.com/LuchoXBolivia/status/1455556300838952970
[3] https://www.france24.com/es/minuto-a-minuto/20211110-incendios-y-cambio-clim%C3%A1tico-destruyen-bosques-de-bolivia-a-paso-de-gigante y https://www.eldiario.net/portal/2021/10/23/la-paz-casi-rompe-marca-de-elevadas-temperaturas/
[4] Mientras que el 82% de la superficie quemada en predios en proceso de titulación correspondían a la categoría de propiedad empresarial. Véase: https://fundacionsolon.org/2021/08/19/revolucion-agraria-para-salvar-a-la-madre-tierra/
[5] Quiroga, O. [Radio Expresión] (01 de septiembre 2021). Análisis de la situación de los incendios, hasta el 30 de agosto 2021. Ing. Omar Quiroga, Director Nacional Ejecutivo de la ABT. Disponible en: https://www.facebook.com/expresion106.6fm/videos/583083716048224/
[6] https://www.facebook.com/abtbolivia/videos/1051488069006903/
[7] https://www.fao.org/3/ca8642es/CA8642ES.pdf
[8] BASE (2021) La crisis climática y sus consecuencias en un contexto latinoamericano. En: Informes Especiales. N° 49. octubre 2021. Disponible en: https://www.baseis.org.py/wp-content/uploads/2021/10/2021_Nro49-Octubre.pdf
[9] https://fundacionsolon.org/2021/11/09/la-marca-de-la-exportacion-de-carne-incendios-deforestacion-contaminacion-y-calentamiento-global/
[10] https://twitter.com/LuchoXBolivia/status/1455278432741429248
[11] https://www.eldiario.net/portal/2021/10/03/el-madidi-se-incendia-y-auxilio-se-hace-esperar/ y https://www.paginasiete.bo/sociedad/2021/11/2/fuego-en-pilon-lajas-amenaza-pueblos-esta-cerca-del-madidi-313998.html
[12] https://fundacionsolon.org/2021/10/11/nuevos-records-de-focos-de-calor-y-nuevos-permisos-de-quema-en-la-amazonia/
[13] https://www.globalforestwatch.org/blog/data-and-research/global-tree-cover-loss-data-2020/
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